The other side of the glass
Te miro. Atractiva, atrapante, cautivadora, subyugante.
Llena de gracia te movés como flotando, sin peso, irreal pero auténtica.
Y me llamás.
No puedo no ponerme de pie. No puedo no acercarme a ti y extender mis manos que buscan acariciarte.
Pero mis manos chocan contra donde sólo parecía haber aire… hay un muro de cristal que se interpone entre vos y yo.
Busco desesperada y concienzudamente una grieta, una falla, y no la encuentro.
Vos no desistís. Me llamás aún con más ímpetu, como si aquello que me detiene no estuviese allí, como si ignorases por qué simplemente no atravieso la pared transparente.
Y ya no sé qué hacer. Mis esfuerzos son en vano, y trato de abrirme camino, pero mis ojos se llenan de lágrimas de impotencia, y mis puños de lágrimas de sangre.
Decido parar, ¿qué sentido tiene todo esto? Pero vos no lo entendés, seguís bailando y ahora también cantando, y cada nota de tu voz me arrulla y baña de esperanza, como una inyección de vida, que se extingue cada vez más pronto, pero que se renueva una y otra vez, a medida que me llamás, que decís mi nombre al viento.
Y ya me empieza a doler el tiempo. El pasado me muerde los talones y el presente se le une constantemente, segundo por segundo, volviéndose cada vez más punzante y dañino.
Y los veo, a aquellos que están contigo, quienes entran, vaya uno a saber por dónde, pero entran. Se ven felices, ¿cómo no estarlo si están contigo? Y su felicidad por tenerte no es un aliciente, sino una burla.
Y vos no dejás de decirme que es a mí a quien querés, pero yo soy el que no puede pasar.
Entonces entiendo mi situación, veo mi futuro: como Aquiles y Paris, como Semiramis y Dido, sin esperanza ya de reposo, ni de que la pena aminore.
Pero, ¿por qué a mí esta condena? No entiendo las razones del castigo divino, y supongo que eso me vuelve aún más patético que todos ellos.
Mientras tanto mi mente se debate entre este entendimiento y la resistencia a perder la esperanza. Pero sé que es sólo un momento, que me voy a quebrar y que ya no va a importar, que se va a volver un acto mecánico, vacío y sin sentido.
Que vos vas a permanecer de tu lado, y yo del mío.
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