Crítica: La casa muda
Cuando las palabras sobran
Técnicamente impecable. Si hay algo para decir a favor de "La casa muda" es, justamente, que su realización es extraordinaria.
Filmar una película en plano secuencia de más de una hora, no es nada sencillo. En este caso, el recurso, además, se ve justificado por las circunstancias.
Pero no es sólo el no cortar nunca, la fotografía es un factor fundamental. La luz (y la falta de la misma) permite un juego en el que, tan importante como lo que se ve, es lo que no se ve, lo que pasa en la oscuridad, lo que pasa lejos de Laura, la protagonista.
La cámara, atada (en términos figurativos) a Laura, no puede captar lo que sucede fuera de ese mínimo radio de acción.
Así se generan momentos de verdadera tensión, en los que se juega con el sonido, con flashes de luz, con imágenes borrosas fuera de foco, con la música que a veces genera expectativas que no se cumplen, y otras que sí.
Quizás, en el aspecto técnico, el mayor problema viene por el lado de ciertas decisiones caprichosas de la cámara, que parece en momentos confundirse (sin ningún sentido) con algún personaje.
El problema viene del guión.
Ya desde el comienzo se nota que los diálogos son torpes, funcionales a la historia, pero no a la realidad, no a los personajes. Si se le perdona, es porque son escasos, porque las palabras no abundan, y son reemplazadas (sabiamente) por el sonido ambiente.
"La casa muda" asusta cuando sabe aprovechar el miedo a lo que no se ve, a lo desconocido, pero, cuando trata de explicar (y digo "trata", porque definitivamente no lo consigue) lo que sucede, falla estrepitosamente.
La resolución, el tercer acto de la película, es tan torpe, tan sin sentido, tan lleno de lugares comunes, que falla por su inverosímil, por su falta de coherencia, y porque hasta la actriz (que durante más de una hora tuvo que luchar casi sola en cámara) se nota visiblemente desajustada.
El tercer acto destruye lo que se había construido hasta ese momento, lo banaliza, le saca gracia, lo hace incomprensible e intrascendente.
Al final queda una película técnicamente brillante (no a estándares uruguayos, sino internacionales), que da miedo durante gran parte de su metraje, pero carente de sentido, ridícula, que se siente totalmente desaprovechada.
Una lástima.
[** / *****]
Comentarios
Igual, a mí me da miedito.
Da un poco de miedito, sobre todo si te asusta lo que no se ve...
Nos dejaron solos, Andrea. ¡Es tremendo!