Crítica: Bridesmaids (Damas en guerra)

No todo es color rosa

No es todos los días que se ve una comedia protagonizada por mujeres, que sea genuinamente graciosa, moralmente aceptable, y en la que conseguir al amor de la vida no sea el objetivo principal.

"Bridesmaids", escrita y protagonizada por la excelente Kristen Wiig, es esa película a la que no estamos acostumbrados. El mundo del humor ha dejado bastante relegadas a las mujeres, pero aquí ellas demuestran que pueden hacerlo tan bien como sus contrapartes masculinas.

Lo importante es que se trata de una comedia de personajes, con personalidad, tridimensionales, en la que sí, hay situaciones absurdas y exageradas, pero el eje está en lo humano.

Donde películas como "Qué pasó ayer 2" fracasan, "Bridesmaids" triunfa. Los chistes funcionan casi todos, y algunos logran ser genuinamente hilarantes.

El sostén es un gran elenco. Wiig viene demostrando hace años que está para las ligas mayores. Aquí no sólo dota a la protagonista de comicidad, sino también de humanidad. Una gran actuación, que, si los premios se fijaran más en la comedia, no debería pasar desapercibida.

El resto del elenco trabaja muy bien. En especial se luce Melissa McCarthy, una comediante que hace años viene interpretando papeles secundarios memorables, y ahora pasó a protagonista de su propia serie de TV.

El ritmo, el humor y el corazón de esta película que trata, entre otras cosas, de la depresión, el fracaso, el crecimiento y la amistad, hacen que "Bridesmaids" sea una muy buena película, feminista en el buen sentido, y completamente disfrutable.

[***1/2 / *****]