Crítica: Oz el poderoso


Trucos

Sam Raimi es un director interesante. Su filmografía está llena de películas que no tienen mucho que ver unas con otras, y entre las cuales es difícil establecer un nexo común. Sí queda claro, que visualmente es muy interesante, y que busca una conexión emocional con el espectador, además de manejarse mucho con el humor.

En "Oz", su trabajo se luce en cuanto a lo visual, ya que hay momentos muy logrados y un uso realmente muy bueno del 3D, para lograr una experiencia de varios niveles, agradable y atractiva.

Pero, en lo demás, flaquea bastante. El universo de Frank L. Baum tuvo su punto más alto (en forma indiscutida) con la adaptación de "El Mago de Oz" de 1939. En esa versión, aun con las limitaciones técnicas de la época, había una cierta magia y magnificencia, que los efectos modernos y la narrativa post moderna no logran fielmente capturar. Quizás, el hecho de estar legalmente impedidos de utilizar la iconografía de aquella adaptación, fue un obstáculo a la hora de apropiarse un poco de su espíritu.

James Franco es una mala opción para un personaje que requiere mucho más carisma y una cierta chispa, que al actor no le sale naturalmente. A eso hay que sumarle que (quizás por el elenco mismo que eligió), el tono en el que se narra es totalmente anacrónico, hasta en los mismos diálogos, que resultan absolutamente inverosímiles para una historia de comienzos del siglo pasado.

La historia en sí no ofrece demasiadas sorpresas (no sorprende, considerando que es una adaptación de una historia anterior a la por todos conocida) ni mucha originalidad. Sólo algunos momentos atractivos por su construcción (el ataque en los campos de amapola, por ejemplo), en los que la mano de un director con recursos, se nota.

Pero al final del día, la película es meramente entretenida, con actuaciones mediocres y sólo algunas escenas que parecen insinuar que en algún lugar, muy escondida, hay un poco de magia. Lamentablemente, lo que más se ve, son humo y espejos.

[*** / *****]

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