Crítica: Oblivion
El último héroe de acción
La buena ciencia ficción siempre se encargó de analizar asuntos universales, sean de tipo éticos y morales, como de la esencia misma de lo que nos hace humanos. El mundo hipotético de la ciencia ficción permite un alejamiento necesario para la autocontemplación.
"Oblivion" tiene un poco de esto, y otras tantas ideas que han pululado en las películas del género de las últimas décadas. De hecho, su construcción reúne unos cuantos clichés, pero los organiza de cierta forma que permiten todavía sorprenderse.
Joseph Kosinski narra con énfasis en lo visual, pero no exhibicionista, sino con un tono levemente contemplativo, dándole tiempo al personaje principal para establecerse en un mundo que se nos presenta lejano y cercano al mismo tiempo.
En este sentido, la película es visualmente estupenda, tanto en sus paisajes, como sus sets y la integración de los efectos visuales, que es realmente muy buena. La fotografía del ganador del Oscar (por la mala, pero muy bien filmada "Life of Pi") Claudio Miranda, es de primer nivel.
En el centro está Tom Cruise. Por un lado, es fácil desestimar su trabajo. Es, una vez más, Tom Cruise, y nada puede negar quién es. Sin embargo, el personaje de Jack le calza como anillo al dedo. Pocos actores (y ni que hablar estrellas de Hollywood) transmiten esa mezcla de intensidad, de héroe de acción, pero que es, también, un tipo común y corriente, blue collar worker, que le gustan los deportes y la vida sencilla. En su humanidad recae el peso de la película.
Además del estupendo trabajo de Cruise (que está solo gran parte del metraje), hay un elenco muy bueno, con Andrea Riseborough (una actriz a la que habrá que prestarle atención), Nikolaj Coster-Waldau (Jaime, de "Game of Thrones"), Olga Kurylenko y el gran Morgan Freeman (que es el centro de atracción en cada escena en la que participa).
Como decía, en "Oblivion" hay un rejunte de varias ideas que no son nuevas a la ciencia ficción, y la inspiración en (o por lo menos los puntos en común con) otras películas, es notoria.
Pero, si bien no se destaca por su gran originalidad, sí lo hace por su ritmo, tan alejado de los grandes espectáculos frenéticos de hoy en día, porque le da tiempo a la historia para contarse, por su gran despliegue visual, y por el gran trabajo de Cruise, que aunque muchos lo pasen por alto, es casi una garantía en estos tiempos.
"Oblivion" es una película imperfecta, que quizás hubiese requerido algunas pasadas más en el guión. Pero es, al mismo tiempo, una apuesta diferente, una película distinta, que vale la pena ver en una pantalla lo más grande que se pueda.
Muy interesante.
[***1/2 / *****]
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