Laws of attraction
Los hechos y personajes que se mencionan a continuación son pura ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
A veces la ves y no queda ninguna duda. Es hermosa, más allá de toda discusión posible Es de esas bellezas en las que todos parecen coincidir. O sea, si estuviera presente el mismísimo Papa, te golpearía con el codo, te guiñaría el ojo y te diría "¡Está buena la gurisa!".
Otras veces no es tan así. Cuando sentís ese cosquilleo te preguntás "¿Soy sólo yo?"*. Para vos, la chica tiene "algo", y ese algo emana de sus poros. Quizás no sea necesariamente "hermosa" en el sentido clásico, pero te atrapa con su "algo", y el resultado es, en definitiva, el mismo que con la chica del párrafo anterior: estás perdido.
Ahí, en cualquiera de los casos, comienza una nueva etapa (que cariñosamente llamaremos etapa "stalker"). Querés verla otra vez, querés estar más cerca, y empezás a buscar razones, motivos para cruzártela, encontrártela en una esquina, precisarla o (mejor aún) que te precise para algo.
Con un poco de empeño y mucho de suerte y situaciones propicias (los "factores coadyuvantes" de los que hablaba mi profesora de historia de 2º de liceo), lo conseguís, la encontrás... empieza otra parte del juego, del ritual.
Ahora se trata de venderte. Tenés que demostrar todo lo cool que sos (ok, en general es más "pretender ser todo lo cool que, en realidad, no sos"). Esa es la parte en la que el orgullo se vuelve un concepto más bien difuso, la parte en la que si te tiran una pelota, hacés jueguito con la cabeza, como si fueras un delfín o una foca en Sea World, pero con mucho menos sentido de la dignidad (y mucho más desesperado).
En ese juego de malabares y búsqueda de atención ponés tu empeño, te congratulás a vos mismo de tu grandiosidad, hasta que en una de esas ocasiones, sentís algo raro en el aire.
Al principio como que lo ignorás. Estás acostumbrado a ser paranoico y pesimista al punto tal que, instintivamente, tendés a descartar esas primeras impresiones, porque, de no hacerlo, no saldrías nunca de tu casa.
Esa primera vez se termina, y si fue lo suficientemente breve, pasará al olvido (típico mecanismo de defensa, la negación).
Nuevamente con el espíritu en alto y el corazón lleno de tonta esperanza, retomás la caza al día siguiente. Otra vez, con suerte, pronto la encontrás.
Pero esta vez sí, todo colapsa. La primera fue una impresión breve, pero ahora se vuelve una certeza. Ella, atractiva, simpática, adorable, mientras vos tratás de hacer que te mire, está mirando a tu amigo.
Sí, esta vez lo sentís claramente, lo palpás y ves, tan real como la pared a tu costado. Ella le está tirando onda a él, que lo conoció al mismo tiempo (o incluso después) que a vos. Es más, probablemente vos hayas contribuido a que se vean (si sos lo suficientemente infeliz como para haber traído al pibe contigo alguna de esas veces en que trataste de verla**). El pibe, obviamente, le devuelve la onda.
Entonces todo colapsa. Si ella estaba ya con alguien, ajo y agua. Si el otro era alguien que ella ya conocía, bueno... tuvo más tiempo. Pero si es alguien con quien estabas "en pie de igualdad" (so to speak), perdiste.
¿Deberías sentirte contento? A lo mejor es así. ¡Qué lindo que la gente se quiera!
No nos mintamos. En un comienzo, la sensación es de horror, como un tren que va a llevarse puesto un auto parado en las vías, y vos querés tirarte delante para pararlo. Pero tanto en ese caso como en éste, sería un esfuerzo inútil.
Cuado pasa eso, queda la sensación de vacío, el "otra vez perdí", la nada de antes, de siempre... sólo pedís que no te inviten a la boda.
* No, muchas veces no sos sólo vos. La chica tiene ese "algo", y cuando empezás a preguntar, otros lo ven también.
** Sí, se puede ser tan infeliz, trust me.
Otras veces no es tan así. Cuando sentís ese cosquilleo te preguntás "¿Soy sólo yo?"*. Para vos, la chica tiene "algo", y ese algo emana de sus poros. Quizás no sea necesariamente "hermosa" en el sentido clásico, pero te atrapa con su "algo", y el resultado es, en definitiva, el mismo que con la chica del párrafo anterior: estás perdido.
Ahí, en cualquiera de los casos, comienza una nueva etapa (que cariñosamente llamaremos etapa "stalker"). Querés verla otra vez, querés estar más cerca, y empezás a buscar razones, motivos para cruzártela, encontrártela en una esquina, precisarla o (mejor aún) que te precise para algo.
Con un poco de empeño y mucho de suerte y situaciones propicias (los "factores coadyuvantes" de los que hablaba mi profesora de historia de 2º de liceo), lo conseguís, la encontrás... empieza otra parte del juego, del ritual.
Ahora se trata de venderte. Tenés que demostrar todo lo cool que sos (ok, en general es más "pretender ser todo lo cool que, en realidad, no sos"). Esa es la parte en la que el orgullo se vuelve un concepto más bien difuso, la parte en la que si te tiran una pelota, hacés jueguito con la cabeza, como si fueras un delfín o una foca en Sea World, pero con mucho menos sentido de la dignidad (y mucho más desesperado).
En ese juego de malabares y búsqueda de atención ponés tu empeño, te congratulás a vos mismo de tu grandiosidad, hasta que en una de esas ocasiones, sentís algo raro en el aire.
Al principio como que lo ignorás. Estás acostumbrado a ser paranoico y pesimista al punto tal que, instintivamente, tendés a descartar esas primeras impresiones, porque, de no hacerlo, no saldrías nunca de tu casa.
Esa primera vez se termina, y si fue lo suficientemente breve, pasará al olvido (típico mecanismo de defensa, la negación).
Nuevamente con el espíritu en alto y el corazón lleno de tonta esperanza, retomás la caza al día siguiente. Otra vez, con suerte, pronto la encontrás.
Pero esta vez sí, todo colapsa. La primera fue una impresión breve, pero ahora se vuelve una certeza. Ella, atractiva, simpática, adorable, mientras vos tratás de hacer que te mire, está mirando a tu amigo.
Sí, esta vez lo sentís claramente, lo palpás y ves, tan real como la pared a tu costado. Ella le está tirando onda a él, que lo conoció al mismo tiempo (o incluso después) que a vos. Es más, probablemente vos hayas contribuido a que se vean (si sos lo suficientemente infeliz como para haber traído al pibe contigo alguna de esas veces en que trataste de verla**). El pibe, obviamente, le devuelve la onda.
Entonces todo colapsa. Si ella estaba ya con alguien, ajo y agua. Si el otro era alguien que ella ya conocía, bueno... tuvo más tiempo. Pero si es alguien con quien estabas "en pie de igualdad" (so to speak), perdiste.
¿Deberías sentirte contento? A lo mejor es así. ¡Qué lindo que la gente se quiera!
No nos mintamos. En un comienzo, la sensación es de horror, como un tren que va a llevarse puesto un auto parado en las vías, y vos querés tirarte delante para pararlo. Pero tanto en ese caso como en éste, sería un esfuerzo inútil.
Cuado pasa eso, queda la sensación de vacío, el "otra vez perdí", la nada de antes, de siempre... sólo pedís que no te inviten a la boda.
* No, muchas veces no sos sólo vos. La chica tiene ese "algo", y cuando empezás a preguntar, otros lo ven también.
** Sí, se puede ser tan infeliz, trust me.
Comentarios
Cuantas veces conocía "a esa chica" en un baile junto a mis amigos y siempre se fijaba en otro mientras yo bailaba tap sobre mi orgullo y luego me limpiaba los zapatos con mi dignida. ¡Qué tristes recuerdos!
¿Porqué me hacés esto Martín, porqué? Será por las "brujitas" de Hogwarts... yo las ví primero.
No me parece eso de apropiarse de las brujitas... no me parece... (a Arlequín creo que tampoco).
:P
Las brujitas son para compartir y sino preguntales a Ron y Harry ;)
Peter: no me parece que Arlequin este de acuerdo en lo de compartir!
Es como el clásico "le paso al amigo de un amigo" ;)
Me gustan estos relatos, en realidad pq vienen de un hombre :P
(las historias de nosotras ya las conozco)
Es así, que se va hacer, a veces se gana, y otras se pierde.
Vos pensa en el clásico cliché que se dice en estos casos "no era la indicada" Si, ya se, no sirve de nada, pero ta.
Besos
pd. siendo honestos pasarias de ser bueno a b....o si te sentis feliz por ellos, no funciona así.
La chica estaba divina y no te dio bola... pero sigue estando divina.
P.D.: Arlequín no quiere compartir a este arácnido... solo le permite sacarse fotos.
Ya se q la frase no sirve para nada y lo aclare, pero es lo q siempre te dicen.
Arlequin es una divina que te deja sacarte fotos con esas bujitas y otros personajes
Fer: por un momento me asusté con que te gustaba que el relato viniera de un hombre. Pensé que era como diciendo "sufran ustedes, giles". Jaja.
Sí, totalmente, le pasó a un amigo de un amigo.
Saludos al amigo de tu amigo ;)
Besos
Siempre se puede estar peor...
SIEMPRE se puede estar peor.