Crítica: El Artista

The sound of silence

El cine es imagen en movimiento. Sin sonido, el cine sigue siendo cine, como lo fue durante unos 30 años. Es la imagen lo que cuenta. Como decía un profesor que tuve "El cine sin imagen, es radio".

Pero esto no quiere decir que el salto de cine mudo a sonoro, no haya sido el más importante de todos, y uno de los de mayor y más rápida aceptación. Más que el color, el cambio de cuadros por segundo, el ancho de pantalla o el 3D. El sonido le permitió al cine lograr una capacidad de inmersión única. La realidad de la pantalla se asimiló a la de fuera de ella.

"El artista" está contada utilizando un estilo que mezcla lo antiguo y lo moderno. La falta de sonido (en gran parte, pero no la totalidad del metraje), el uso del blanco y negro y el formato de pantalla 1.37:1 (más cuadrada que en los formatos de hoy en día) le dan un aspecto antiguo, que el lenguaje cinematográfico en sí, no acompaña del todo.

En cierta forma, se trata de una representación incompleta, en la que se cede en algunos aspectos y en otros no tanto.

La elección de formato es interesante, y el director Hazanavicius, trata de sacarle el jugo. Para ello, construye una historia que pone énfasis en el estilo. Se trata, sin dudas, de una historia simple, llana, que resulta fácil de entender y desarrollar, aún con las limitaciones autoimpuestas.

Jean Dujardin, en el papel protagónico, se desempeña con soltura. Su aspecto remite a los actores clásicos, y su carisma se nota aun sin palabras. En el cine mudo es de especial importancia lo físico (no sólo gestual, sino de cuerpo entero), y demuestra una capacidad plástica ejemplar. Claro que cuenta con la ayuda de Uggie, el perro, a quien no podíamos dejar de mencionar aquí, ya que se roba casi todos los segundos en los que aparece en pantalla.

El resto del elenco está bien, aunque con alguna tendencia a lo caricaturesco (John Goodman, por ejemplo).

En una película de este tipo, se vuelve totalmente trascendente la música, y debemos decir que aquí funciona perfectamente, robando alguna que otra idea de bandas sonoras clásicas, con un sonido propio, si bien no particularmente memorable.

En definitiva, se trata de un ejercicio de estilo. Canchero, simpático, y también superficial, que se disfruta, sin duda, y que puede llegar a servir para despertar el interés en otro tipo de cine, que vale la pena volver a visitar.

[
***1/2 *****]



Comentarios

Dr. Gonzo dijo…
Un par de puntualizaciones.
Por un lado, diría que el cine siempre (o casi) tuvo sonido. En sus comienzos el sonido era dado por una orquesta que tocaba en vivo, pero ya, desde ese momento, se marcaba como importante la banda sonora (de los elementos más caracterísiticos del medio para mi).
Por otro lado: para mi el perro es lo mejor que tiene la película, que no me voló la cabeza en lo más mínimo.
De las 2 películas sobre los comienzos del cine, del año pasado, me quedo 100 veces con Hugo.
Sobre el tema de esta película, que considero que es el mismo que en Singin' In The Rain, me quedo 10000 veces con el musical (genial película realmente).
Y una cosita más: me termina pareciendo básicamente una parodia del cine de la época, porque como que utiliza muchos de los elementos típicos (no tengo presente ahora, pero recuerdo que me dejó ese sabor), y posiblemente la gente no entendió el chiste (ojo, yo tampoco).
Saludos, FABRO.
Martín dijo…
La primera puntualización es de recibo, aunque se debe notar que no en todos lados se daba lo de la orquesta. Quizás decir "sin sonido" puede ser demasiado exagerado, es cierto.

Hugo es mucho más linda, y sin duda es mejor, absolutamente.

Hace muchos años que no veo Singin' in the Rain, pero no tengo dudas que probablemente comparta la idea, en base a lo que recuerdo.

Hay algo de parodia, es posible. Por eso me quedé con lo de canchero y superficial. Es como que no se la juega del todo. Igual me gustó bastante, como se puede leer.

Saludos!
andal13 dijo…
Ya era hora.

Me pasó con esta película que me generó sensaciones encontradas, y una especie de esquizoidía mientras la miraba. Por una parte, tiene genialidades -ni que hablar la actuación de Uggie-, como la escena del sueño sonoro, pero después... después nada, no hay nada. Estéticamente muy linda, muy simpático el homenajear al cine de los '20, muy buenas las actuaciones, pero muy... nada.

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