Crítica: Katy Perry: Part of Me
La moda de los documentales-tour-concierto está instalada desde hace unos años, sobre todo con la llegada del 3D y la masificación de ciertos artistas que apuntan a un público preadolescente. Esto no quiere decir que sea algo nuevo. Ya los Beatles tenían su versión, y Madonna, al comienzo de los 90s con su "Truth or Dare".
Justamente ese trabajo tenía la particularidad de mostrar a una diva del pop en el medio de una relación sentimental en decadencia. Incluso hay quienes dicen que su respuesta a una pregunta acerca de quién era amor de su vida ("Sean", habría declarado, por Sean Penn, su ex marido), habría sido el detonante de su separación.
No estoy queriendo comparar a Katy Perry con Madonna, pero en "Part of me" hay un poco de esa exposición que lleva a que veamos cosas que, quizás al comienzo, no estaban en los planes.
La gira de Perry dura un año, y en ese año (no estoy adelantando nada, son hechos notorios) pasó de estar felizmente casada con el actor Russel Brand, a presentar el divorcio.
En medio de los colores y la música, aparecen momentos de notoria fragilidad y realidad. En ese sentido, "Part of me" se torna, sí, en esa obra propagandística que venía disfrazada de documental, pero no por mostrarnos lo genial del tour, sino lo humano de su protagonista.
Las ideas, los conceptos, lo que Katy Perry quiere vendernos, son de una simpleza absoluta (como su música, digamos), pero en "Part of me" es, también, vulnerable, humana, real.
En el transcurso de ese tour vemos cómo el cuento de hadas es imperfecto, y eso, en lugar de restar al mito, a la estrella, le suma, le aporta el componente necesario para generar empatía. Es imposible no hinchar por Perry y no desear que le vaya bien.
El film es entretenido e interesante, mostrando una realidad poco conocida, sobre la vida de los artistas y los tours, y cómo deben balancear sus vidas. En general no aburre, sobre todo para quienes son fans, o por lo menos les agrada la música de la cantante.
Por cierto, dentro del material que muestran acerca de su pasado, se ve a una artista con curiosidades musicales, capacidad de aprendizaje e innegable talento. Quizás lo que se vea sea algo que parezca más prefabricado, pero el material de archivo despeja dudas a ese respecto.
Con "Part of me" somos testigos preferenciales de la magia de la música y la performance escénica, cuando Katy, con el corazón roto, secándose las lágrimas, dibuja una sonrisa en su rostro, para brindarse al público. Un momento icónico, en un producto bien armado y entretenido.
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