Crítica: Wreck it Ralph (Ralph el Demoledor)
Pixar y Disney se unieron, y eso no es novedad. Pixar está pasando por un par de años de más dudas que aciertos, y Disney está tratando de reencontrarse. "Wreck-it-Ralph" es un paso en el camino correcto del sector animación de la casa que Walt construyó.
El acierto de la película se cimienta en sus personajes, sobre todo en los dos principales, Ralph y Vanellope, que forman una alianza encantadora y perfecta, una relación creíble y entrañable.
La premisa de un mundo de los videojuegos que no podemos ver era fascinante, y debo decir que la película no la explora en todo su potencial (¿en una secuela, quizás?). Si bien parecía una idea más bien destinada al mundo de los gamers, esa noción se descarta casi inmediatamente, y es más bien un punto de partida para una historia que tiene su cuota de convencionalismo.
Pero, una vez más, no es tanto el qué, sino el cómo. A través de la creación de personajes definidos, interesantes, divertidos, simpáticos, la película nos va atrapando y nos invita a dejarnos llevar por sus aventuras.
Estéticamente es maravillosa, con sus mundos atractivos, ricos en detalles, colores y texturas. "Wreck-it-Ralph" es una de las películas animadas más visualmente atractivas por fuera de los productos de Pixar. Esto ayuda a la inmersión, en mundos fascinantes y orgánicos con sus personajes.
John C. Reilly le da voz a Ralph, y lo llena de emociones genuinas y directas, y le da vulnerabilidad y un corazón puro. Sarah Silverman parecía la opción más descabellada para un personaje como Vanellope, y sin embargo, la convierte en perfectamente querible y adorable.
A ellos los ayudan Jack McBrayer, siempre íntegro y gracioso y Jane Lynch, que suena (y se ve) como una versión más de Sue Sylverster (en este caso, dadas las características del personaje, eso funciona).
Como decía, la historia es convencional, y en el tercer acto tiene algunos vicios quizás innecesarios, desviaciones que hablan quizás de una falta de confianza en la fuerza de la narrativa principal, pero que no afectan la solidez de una película absolutamente disfrutable y atractiva, de esas que se pueden ver en casa una y otra vez.
Si Disney sigue en este camino, probablemente logre meterse en la conversación como una casa que produce animación de la buena, y no necesite a Pixar para convencernos que pueden hacer grandes cosas. Que así sea.
Muy buena y recomendable para niños de todas las edades.
[***1/2 / *****]
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