Crítica: Rush


Un motor bien afinado

Ron Howard es uno de esos directores que son poco respetados por no tener un estilo demasiado definido y reconocible, y con esto, haber cometido el pecado de ganar un Oscar, cuando tantos hay que aún no lo recibieron. Sin embargo, no puede dejar de desconocerse que logra adaptarse muy bien al material que le toque y en algunos casos logrando (y "Rush" es un ejemplo) sacar lo mejor del mismo.

"Rush" es una película sólida, bien contada, con dos protagonistas carismáticos, que crean personajes absolutamente creíbles. Además, está filmada respetando una estética setentista, e integrando los efectos especiales de forma tal, que todo parece auténtico.

Llama la atención, cuando uno ve el presupuesto, que se trata de una película (para los estándares de Hollywood) muy barata, porque en cada carrera, en cada curva y accidente, hay una enorme verosimilitud y la emoción se transmite.

Daniel Bruhl es excelente, y Chris Hemsworth también. Parten de la creación de ciertos arquetipos, que son útiles a la hora de plantear la rivalidad, que es personal, pero sobre todo de estilos, pero logran superar la tentación de la unidimensionalidad. Sus personajes viven y respiran, y es mérito suyo y también del guión y el director.

Un acierto, en ese sentido, no plantear la rivalidad en términos de "bueno y malo". Son diferentes, y esa diferencia es celebrada en las actuaciones (ambos parecen disfrutar cada detalle de sus roles).

El mayor mérito de la película, es transmitir la emoción. En el caso de las carreras, a partir de una dirección consciente de la geografía (algo que se omite muchas veces en películas no tan bien filmadas), de la ubicación de la cámara en el lugar justo, y la edición perfecta. Además, está la música.

Hans Zimmer es protagonista principal en esta cinta. Su música crea tensión, casi sin que uno se dé cuenta de lo que está haciendo. Quizás no tenga un tema distintivo recordable, pero cuando comienzan los créditos, se vuelve evidente que la atmósfera le debe mucho a su trabajo.

Pero además de las carreras, están los protagonistas. La emoción no se escatima ahí. Nos importan, nos importa que logren sus objetivos (cuando es aparentemente imposible, ya que son contrapuestos). Cuando la felicidad y el éxito de los personajes se pone en las prioridades, es sin dudas un éxito de la película.

Por momentos, "Rush" se vuelve difícil de ver (particularmente lo concerniente a un accidente y sus secuelas), pero es mérito de su dirección el atrapar y emocionar, horrorizar y poner, al final, una sonrisa de satisfacción.

Una gran pequeña película, que los amantes de la F1 no deberían dejar pasar.

[**** / *****]

Comentarios

andal13 dijo…
Vengo de verla. No me gusta la F1, ni ningún tipo de carreras de autos, no me emocionan los "fierros", y para mí un cigüeñal es un lugar donde hay cigüeñas (¿tienen cigüeñal los motores de F1?) y sin embargo, me encantó la película. Está tan bien contada que, pese a ser una historia archiconocida, emociona y sorprende.

¡Y aguante el Niki!

Martín dijo…
Me alegro que te haya parecido lo mismo.
Y vamo' el Niki, vamo'!!!
andal13 dijo…

NIKI: K-PO DE LA VIDA

Iría a verla de nuevo envuelta en un trapo con esa inscripción. =)

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