Reencuentro

Laura y Esteban se miraron frente a frente por primera vez luego de diez años. Él vio en ella esos ojos que habían sido su perdición. Seguían allí, brillando y diciendo verdades absolutas y desoladoras. Todo lo que pasaron, todo lo que habían sido.

Entendió, en ese instante, sin tener que ponerse a indagar, por qué se había enamorado de ella.

Laura le sonrió, pero no realmente, fue una sonrisa sólo en los labios. Él la conocía lo suficiente como para saber la verdad. Esteban no le pudo sonreír, ni siquiera para mentirle; su corazón no se lo permitía.

Caminaron juntos por la arena. En ese lugar, más de diez años atrás, se habían conocido. Allí había comenzado todo… la alegría y el dolor, el amor y la desesperanza.

Ella hablaba, le contaba de su vida después de él, de lo que había construido sobre las ruinas comunes. Él no la escuchaba realmente (no quería saber), sólo sentía su voz y se dejaba arrullar por ella, transportar a un tiempo más feliz, un tiempo mejor.

Lo que sí hacía era mirarla. Subrepticiamente, con cuidado de no traicionar sus verdaderos sentimientos. Trataba de entender qué sentía. ¿Era simplemente nostalgia, o era algo más? ¿Era, acaso, que todavía soñaba con volver el tiempo atrás?

Los recuerdos de ese verano que habían compartido se arremolinaban en su interior. Esteban luchaba contra las ganas de abrazarla e implorarle recuperar ese tiempo perdido. En el fondo sabía que nada podía hacerse. El espacio que existía entre los dos era físicamente mínimo, y sin embargo era inmenso y plagado de espinas. Ya se habían herido lo suficiente.

Laura terminó de contar su historia, y él tardó unos segundos en darse cuenta. El silencio quedó suspendido en el aire. Era, aparentemente, su turno. Pero, ¿qué podía llegar a decirle, que, o ella no supiera, o quisiera llegar a escuchar?

Extendió sus manos hasta entrar en contacto con las de ella y tomarlas en una caricia. Se sentían igual que antes, igual que siempre, tal como seguían viviendo en su memoria. La miró a los ojos fijamente, sólo unos segundos (más, hubiese sido imposible). Quiso decirle tantas cosas, que al final, nada pudo.

Le soltó las manos al cabo de unos instantes, dio media vuelta y volvió, con sus fantasmas, sobre sus pasos marcados en la arena.

Comentarios

Vicky dijo…
Y cada vez qe mires a tu verdadero amor, te vas a volver a enamorar como la primera vez.
A la distancia, podes dibujarle errores e imperfecciones, podes decir que lo superaste, pero no. Lo vas a ver y al corazon no se lo engaña.
andal13 dijo…
"Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos."
Martín dijo…
Vicky: me gusta. "Al corazón no se lo engaña". =)

Andrea: so true...

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