Entropía

Cristales rotos, fragmentos de sueños de autores trasnochados.

El castillo de naipes se derrumbó, con la inevitabilidad de lo preanunciado, profetizado; la validación de la entropía.

Más que ese día no hubo, más que ese día no sé si habrá. Después, sólo quedaba caer.

Todo dicho, pero ni una sola palabra. ¿Para qué justificar lo ya justificado? Si el error fue nuestro, si el hubris estuvo claro desde el principio.

Desnorteados por una promesa de la nada, habiendo prometido falta de promesas; desnorteados por lo inmediato, lo egoísta. Pero, ¿no es así que se vive? ¿Qué es el mañana si no el hoy de dentro de 24 horas?

Ciegos, a tientas, probando los límites de la cordura, del sentido común, hasta encontrarlos. La pared.

Sólida, firme, la materialidad de lo que no se puede ignorar. Choque frontal a alta velocidad. Después, a buscar las piezas, los restos.

No debería poder naufragar aquello que nunca estuvo hecho para mantenerse a flote.

No se puede construir sobre arenas movedizas.

Dos idiotas se rieron, escaparon, encontraron un lugar perfecto entre las rocas. Pero la marea siempre sube de noche. Dos idiotas se ahogaron.

La casa siempre gana.

Comentarios

andal13 dijo…
Decir que me parece muy bello y a la vez muy doloroso puede parecer contradictorio, pero es así, me parece bello y doloroso.

Me gusta mucho lo "cinematográfico" del relato, con imágenes poderosas; casi un corto, o un videoclip.
Martín dijo…
Gracias! Puede ser ambas cosas, sin problema. =)

Vos lo llamás videoclip, yo lo llamo "serie de pensamientos desordenados" ;)

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