Crítica: Lincoln


Palabras, palabras, palabras

Si bien en sus orígenes, sólo la imagen bastaba en el cine, desde la década de 1930 para acá, el cine es imagen y sonido. Desde hace más de treinta años, Steven Spielberg es uno de los maestros incuestionables de la imagen en movimiento, creando imágenes imborrables del inconsciente colectivo.

"Lincoln" representa una especie de cambio de paradigma, ya que se trata de una película construida en base a las palabras. Su estructura reside en los diálogos (como la política, en el buen sentido), y las escenas de acción y gran impacto visual son escasas (pero buenas), y la cámara está para registrar esa dinámica oral.

Y en esa empresa se ve la mano del maestro. Spielberg logra filmar la película sin hacer un documental, sin caer en la trampa de crear un telefilm (como "El discurso del Rey"), ni un "teatro filmado", problema que aqueja a varios films tan cargados de diálogos. El sólido guión de Tony Kushner, hombre proveniente del mundo del teatro, pero con buenos antecedentes para la pantalla grande ("Munich"), podría llevar a una obra teatral, y es el ojo del director que lo convierte en una verdadera película.

Spielberg sabe cómo ubicar la cámara, qué movimientos realizar, cómo editar la acción para crear una atmósfera auténtica e inmersiva, transportando al espectador a la década de 1860, y cómo generar tensión aun con una lucha de la cual es casi imposible no conocer el desenlace de antemano.

Porque Kushner y Spielberg eligieron la historia de la votación de la 13ª Enmienda para mostrar a Lincoln. En ese sentido, todo depende de lo que decidan personajes secundarios, y la gran habilidad de los creadores está en usar esa circunstancia para ilustrar la grandeza del hombre que es y no es el centro de la cuestión.

Y allí aparece la grandeza de Daniel Day-Lewis. Él está impecable, simplemente excelente. Su Lincoln se ve, se escucha, se mueve como una persona real. Day-Lewis no "actúa de Lincoln", él ES Lincoln en cada palabra, cada movimiento, cada mirada. En base a ese carisma que le transmite, a esa mística que le confiere, es que logra ser el centro de esta película sobre una votación en la que él ni participa. Lincoln en el cuerpo de Daniel Day-Lewis es carismático, complejo y humano.

Sally Fields hace también un trabajo extraordinario como Mary Todd Lincoln, entre la angustia, el miedo, la audacia y un frágil equilibrio mental. Tommy Lee Jones, por su parte, está estupendo en una de las mejores actuaciones de su carrera, y por momentos, con tan solo sus ojos, dice todo lo que uno necesita saber.

Esos son sólo algunos de los muchos nombres en un elenco lleno de pequeñas grandes actuaciones.

"Lincoln" es una película sobre la política, lo que ella implica, sobre un gran hombre que hizo todo lo que estaba a su alcance, legal, ilegal, moral, inmoral, por una causa noble. Una historia demasiado improbable para no ser cierta.

Sobre ella, Spielberg construye una suerte de thriller político / drama histórico, lleno de excelentes actuaciones, inteligente, profundo, emotivo y sobrio.

Una muy buena película.

[**** / *****]

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