Crítica: Silver linings playbook (El lado luminoso de la vida)
Los finales felices hay que ganárselos. En realidad todos los finales, están sujetos a esa apreciación, pero en el caso de "Silver linings playbook", es el final feliz.
Y no me refiero en sí a los personajes, a quien uno puede perfectamente querer ver felices. De hecho, este es el caso. Porque, entiéndame el lector, "Silver linings..." funciona, y no meramente en una forma aceptable, sino que con efectividad, y logra emocionar y alegrar y sentir que todo está bien.
Pero es una gran mentira.
Existen ciertos códigos narrativos que deberían respetarse, ciertos tonos, y ni que hablar de la integridad de los personajes, para que una película sea realmente buena. David O. Russell decide (en forma deliberada, porque el tema es ese, que no es un error involuntario), obviar esas convenciones. Entonces, el director y guionista construye una película que simula un tono realista y dramático, al que abandona sin remordimientos por convertirse en una fábula, un cuento de hadas.
Y eso es, en definitiva, una traición. Al espectador y a la esencia misma de los personajes y la historia.
Cuanto más lo pienso, más recuerdo a "Slumdog Millionaire", con su tono de fábula mezclado con el seudo realismo... ¿realismo mágico?
Entonces, los personajes, cuando el director quiere, se vuelven más simpáticos, sus tics se notan menos, también sus obsesiones y sus problemas.
Bradley Cooper entrega una soberbia actuación, en un personaje con el que cuesta simpatizar al principio (está bien, es lo que tiene que pasar). Jennifer Lawrence es puro carisma, aunque su papel no tiene tantas notas, sino que es más una "manic pixie dream girl", cuya función argumental es la de ayudar a Patrick.
También están muy bien Robert DeNiro (por primera vez en años) y Chris Tucker (que es muy buen actor, aunque trabaja muy poco), y el resto del elenco tiene esas notas de color justas y divertidas.
Pero Patrick tiene un hermano idiota (por supuesto, así él luce mejor a los ojos del espectador), y obvio que se va a meter en líos por ayudarlo a pesar de todo (ver paréntesis anterior). También tiene, obviamente, un mejor amigo que, por razones de guión, no puede ser feliz con su mujer, que, claro, tampoco puede ser simpática. Sino ¿cómo podría Patrick darle sus enseñanzas de vida? ¿Cómo podría, de otra forma, su incapacidad de cerrar la boca ser tan genial por las verdades que de ella salen? Ser bipolar es ser genuino y sincero, y vivir mucho más honestamente que el resto de los mortales, parece.
Porque, repito, es todo una gran trampa, una gran mentira de David O. Russell, que no quiere contarnos la verdadera historia de sus personajes, sino encajarlos por la fuerza en una comedia romántica de superación, fútbol (americano) y baile. Y coincidencias. Tantas como sea posible mientras el argumento aguante, así la emoción es mayor. La credibilidad, parece querer decir, es para los cínicos.
Este espectador, lamentablemente, parece no poder despegarse de ese cinismo.
"Silver linings playbook" es encantadora, entretenida y emocionante. Y una enorme, manipuladora y casi irrespetuosa deshonestidad.
Comentarios
Y lo comenté en otros foros: para películas de relaciones entre gente con problemas ya están "As good as it gets" y "Whatever works".