Crítica: Godzilla


La dirección correcta

Respeto. Esa parece ser la clave de la versión 2014 de "Godzilla". Respeto hacia la historia del "personaje", hacia las tradiciones, y también hacia el espectador.

Gareth Edwards parece inspirarse específicamente en Spielberg, tanto en el encuadre, en los primeros planos a quienes observan al monstruo, en el ocultamiento del mismo hasta el momento que se hace necesario, en la historia familiar fracturada...

Esto no quiere decir que "Godzilla" esté al nivel de "Jurassic Park", "Tiburón" o "Encuentros Cercanos del Tercer Tipo" (tres películas a las que le debe MUCHO), pero sí que está llena de intenciones más que buenas, y que está, en líneas generales, muy bien lograda.

Este tipo de películas de monstruos/catástrofes, pueden dividirse en dos aspectos: los humanos y la acción. Los primeros salen perdiendo por goleada, pero lo segundo logra hacer que no importe tanto.

Aaron Taylor-Johnson está aceptable, en un papel protagónico que no es demasiado grato. Se trata de un protagonista más reactivo que activo, al que la desgracia parece perseguirlo. El actor no logra darle mucha emoción, a un personaje que en papel tampoco tiene demasiada.

Elizabeth Olsen está bien, pero no pasa de ser una mujer esperando el regreso de su marido. Quienes más se defienden son Ken Watanabe, Sally Hawkins y Bryan Cranston, cuya actuación es lamentablemente breve.

Hasta David Strathairm, como el infaltable general del ejército, hace un buen trabajo, en un rol que en otras películas, podría haber sido muy ingrato.

Porque, si bien los personajes humanos no se destacan demasiado, cabe decir que no se trata de una película de desastre a lo Roland Emmerich, construida solo en base a estereotipos.

En eso "Godzilla" juega con las expectativas. Y también lo hace con la acción. Edwards se guarda al monstruo todo lo que puede, con hasta alguna canchereada de más, pero buscando el impacto en el momento justo, cuando ya empezamos a ponernos impacientes.

Cuando el caos se desata, ahí sí, Godzilla se vuelve una fuerza imparable de la naturaleza, y el sonido (muy bien realizado) nos atrapa junto con unas imágenes muy bien logradas.

El director trata de mantener siempre la cámara a un nivel humano, evitando la desnaturalización de la acción (teléfono, Michael Bay), y logrando que lo grande se sienta inmenso, y que la destrucción se sietna de verdad.

Sí, como dije, la película tiene personajes de papel, pero lo que hace Edwards con el manejo de los tiempos, con la acción, con la fotografía, logran armar una película que funciona realmente bien, una clase B pero con aspiraciones de grandeza.

Una de esas películas que vale la pena ver en cines.

[***1/2 *****]

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