Crítica: El libro de la selva


Lo esencial
Desde hace unos años a esta parte, Disney se ha dedicado a explotar su enorme catálogo con remakes o adaptaciones "de carne y hueso" de sus películas animadas. Si bien podemos encontrar indicios en décadas pasadas ("101 dálmatas") la nueva ola comienza, probablemente, con "Alicia en el País de las Maravillas" de Tim Burton, allá por el 2010.

"El libro de la selva" es y no es parte de lo mismo. Lo es, porque sin duda que el estudio dio luz verde a esta película basada en el éxito que viene teniendo esta nueva ola. Pero es diferente porque es un proyecto impulsado por su director Jon Favreau, y sobre todo porque afirmar que no se trata de una película animada resultaría un tanto temerario.

Mowgli (Neel Sethi, en un buen trabajo) es el único personaje realmente de carne y hueso en pantalla. A él se suman una serie de personajes hechos por computadora. Claro, son fotorrealistas, y no se asemejan a dibujos animados, pero no dejan de ser productos de la animación.

El fotorrealismo de la cinta es, a mi entender, un poco desconcertante por momentos, y el mundo virtual fuerza a preguntarse acerca de la necesidad de crear este universo para la historia. La película animada ya existía, ¿cuál es el punto de esta cinta? ¿Qué ganamos con que exista esta versión?

Dejando esas cuestiones más filosóficas de lado, "El libro de la selva" es una película visualmente muy interesante, entretenida y linda, si bien sorprendentemente sencilla.

El elenco que acompaña está en general muy bien, destacándose Bill Murray y Ben Kingsley. Scarlett Johansson está tristemente desaprovechada (solo una escena) y Christopher Walken es Christopher Walken hecho mono, con lo bueno o malo que eso pueda considerarse. Quizás el mejor sea el recientemente fallecido Garry Shandling como un puercoespín que hace las veces de comic relief.

Lo que llama la atención, además de lo estético, es la simpleza argumental de la historia. En este sentido, no deja de quedar una cierta sensación de falta de ambición, como si los rubros técnicos se hubiesen llevado toda la atención, dejando al guión en segundo plano.
 
Por otro lado, pareciera Favreau debatirse entre el realismo y la fantasía, sin dejarse llevar por esta última. Lo que en una versión 100% animada se da por supuesto, aquí genera dudas. Ese punto exacto entre ambos extremos, es lo que no se termina de alcanzar.

Dicho esto, no puede negarse que se trata de una película bien armada, bien "actuada" (por así decirlo), muy atractiva visualmente, y llevadera.

Simple, a pesar de lo complejo que haya sido crearla y un quizás un poco innecesaria. Pero está bien.

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