Crítica: American Gangster
La de American Gangster es una historia real. Eso pone una perspectiva interesante en un relato que se asemeja a lo inverosímil.
Se trata de la historia de un chofer de un mafioso con la visión de revolucionar el mundo de las drogas (y un poco la del policía que lo busca detener) contada por un gran director y dos tremendos actores.
En estos últimos recae el peso de la película.
Denzel Washington se luce en uno de sus pocos papeles de villano (el anterior le hizo ganar un Oscar). Él es el protagonista absoluto de la película, un hombre fuerte, que no titubea, con un objetivo claro y la forma de llegar a él. Cuando salga del libreto, cuando haga aquello que él mismo criticó, allí será el principio del fin.
El personaje de Russel Crowe está un poco menos desarrollado. Quizás las escenas que refieren a su vida personal sean las menos interesantes, o más bien las menos relevantes. Pero no se debe confundir eso con un mal trabajo. Todo lo contrario. Él le da al personaje la convicción y la inseguridad, la honestidad y la falibilidad necesarias para hacerlo real y contundente.
Están rodeados, además, de un grupo de actores secundarios que cumplen una labor muy buena.
Una mención requiere además la ambientación de época, que es absolutamente inmersiva y realista, acompañada de una fotografía y un estilo visual que no reniega del homenaje a clásicos como “The French Connection”.
Quizás la mayor falla de la película sea tener un metraje excesivo, que diluye el impacto y la emoción.
A pesar de eso, se trata de un film recomendable, interesante y digno de admiración por el trabajo de dos de los mejores actores que ofrece Hollywood.
[*** / *****]
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