Televisión de aire

Podría en menos de 5 minutos nombrar alrededor de 20 programas de cable que vale la pena ver, en su mayoría series, pero también algún programa de humor, dibujos animados (para niños y adultos), programas periodísticos, etc.

El problema sería si me planteara hacer lo mismo con la televisión de aire. Acepto que los canales de cable superan ampliamente en número a los de televisión abierta, pero no es excusa, ¿por qué? Porque los de televisión abierta corren con la ventaja de la idiosincracia, o sea, deberían por una cuestión fáctica, ser más cercanos a mí.

Pero no pasa. La televisión de aire se maneja en niveles lamentables. Su programación se basa mayormente en programas malos, programas de impacto (malos), películas (malas o viejas o viejas y malas, traducidas y llenas de cortes), novelas (malas), periodísticos (pobres, muchas veces sesgados políticamente, vacíos de contenido profundo), programas de humor (aquí el calificarlos como "malos" sería un favor enorme, ya que en general no son menos que horribles), e informativos (algunos malos, otros aceptables).

Yo no me voy a poner en plan de atacar la televisión argentina y culparla de los males que tenemos nosotros... ellos no hacen "De igual a igual", ni producen "Attenti", ni son los que imaginaron "El show del mediodía". Sí, serán culpables de "Chiquititas" o de "Showmatch" (de alto nivel adictivo, lo que resulta alarmante), pero no son ellos los que destruyen nuestra televisión.

No me voy a poner a escribir en este momento sobre ningún programa en particular, lo que haré más adelante, pero señalo que la falta de programación como la gente no puede ser un problema simplemente de presupuesto. Hay programas que con un bajo costo logran ser bastante mejores y más interesantes que otros de gran producción. ¿Es tan difícil conseguir que un uruguayo sea simpático en cámara, que haga chistes buenos, que no sean siempre los obvios, y que además sepa rematarlos adecuadamente? Por momentos parece que sí.

Hace unos meses estuve en Argentina. Allá, en vez de tener al Gordo Tetes, tienen a Petinatto a la medianoche en "Duros de domar". La diferencia no es menor. El carisma de por sí puede mantener un programa a flote (no que el de Petinatto no sea además muy bueno), pero acá, muchas veces, ni siquiera eso tenemos.

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