Desvaríos de una noche de diciembre

Son cerca de las 4 de la mañana, y estoy dando vueltas (no literalmente, porque estoy sentado quietito delante del monitor). Un sentimiento de inquietud me invade, venido de cosas varias que chocan en mi cabeza, cosas buenas y de las otras.

Es diciembre, ya, y eso implica varias cosas. Ahora, como que todo el año se puede ver para atrás, como que ya todo pasó y lo que queda es casi nada. Ni siquiera hablo de balances, de análisis de los 11 meses y pico que pasaron, sino de una sensación de cierre, de final.

Y claro, también hay otras cosas que dan vueltas, cosas que le pasan a gente cercana, cosas que me pasan a mí. De repente, un grupo de sujetos que nos caracterizábamos más por la estabilidad, la inercia, nos vemos sorprendidos por el cambio.

Por mi parte, creo que "viajes" es la palabra que más define mi situación. En unas semanas me voy de viaje, pero también estoy en el medio de más de uno (en un sentido más metafórico, obviamente). Viajes que no preví, que no imaginé.

De vuelta, la estabilidad, la modorra, fueron sacudidas por las circunstancias de la vida, y todo es distinto.

Pero viajar es así, supongo, es salir de lo cotidiano, de lo repetitivo, es cambiar de aire y dejar atrás las cosas que nos ataban. Viajar es estar un poco más vivo.

Si cierro los ojos veo ciudades distantes, veo su rostro, veo viajes posibles y otros que parecen imposibles. Todavía queda mucho camino por recorrer.