Coagulación
De la herida abierta brotó tinta. Como nunca antes, como quizás nunca después, el vital líquido bullía sin detenerse, sin contemplaciones.
Un desangrado público, una cicatrización tan lenta, que pareció eterna.
No puedo describir el placer de sentir la lapicera bailando sobre el papel, o los dedos volando sobre el teclado, como sabiendo lo que tienen que hacer, consciente e inconsciente, al mismo tiempo.
Parece morboso extrañar el dolor, la angustia, la desesperanza, pero no puedo ignorar que de ellos surgió algo maravilloso, mágico, que busco recuperar, hasta ahora sin éxito.
Te perdono la herida, por la tinta derramada.
Comentarios
Cómo se extraña la angustia a veces.