Crítica: La escafandra y la mariposa

Libre

Cuando se hace una película sobre una persona paralizada, es muy fácil caer en la tentación de la manipulación descarada, de los facilismos, de la condescendencia.

Por eso, "La escafandra y la mariposa" hace algo muy importante, que es contar la historia de una forma emocionante pero sincera. Eso no quiere decir que sea distante o fría, que no emocione. En lo absoluto. Lo que hace la película es no echar sal en la herida, no restregar la tragedia en la cara del espectador.

Sólo contando lo que le pasa a Jean-Do, la película cumple con su cometido. No se necesita más que eso.

Dentro de sus puntos fuertes, la cinematografía (o fotografía) de Janusz Kaminski, que cumple un papel fundamental en ponernos en la historia desde el punto de vista del protagonista, y pinta un mundo digno de ser visto. Un trabajo realmente admirable, en un producto que se asemeja a algo experimental, dejando de lado los clichés de las películas biográficas.

El elenco es uniformemente muy bueno, con actuaciones medidas y bien logradas.

El verdadero éxito de la película, como dije, es la mesura. Sí, es trágica. Sí, es terrible. Pero no es manipuladora, falsa, sentimentaloide.

Se trata de una cinta sólida, seria, con una particular belleza, que cuenta una historia quizás inspiradora, pero eminentemente trágica.

Muy buena.

[***1/2 / *****]