Crítica: El secreto de sus ojos

Pasiones

Juan José Campanella se aleja del camino del costumbrismo de sus películas argentinas anteriores, y se acerca más al de su trabajo en series norteamericanas. Y esto es algo bueno. Bueno, porque es efectivo, porque no se distrae, porque mantiene una línea argumental clara, y no resulta molesto.

"El secreto de sus ojos" tiene un poco de historia policial, de misterio, pero tiene un claro énfasis en la condición humana. A Campanella le importan sus personajes, y trata de centrar su relato en ellos.

Con esto en mente, arma su relato a través de los ojos de su protagonista. El énfasis en los ojos está claro desde el primer momento, en lo que transmiten las miradas, y en lo que captan, lo que permiten percibir.

El elenco está encabezado por Ricardo Darín, quien siempre entrega trabajos correctísimos, cumple muy bien su labor. Pero cabe destacar que hay un secundario que se roba cada segundo de pantalla en que aparece: Guillermo Francella, quien se despega de ese personaje único que vemos siempre en televisión y en la mayoría de sus películas. Aquí construye de cero un personaje, distinto a él, con humor, sí, pero que surge de otro lado, y logra, de forma sorprendente, manejarse en un perfecto equilibrio entre el humor y el patetismo, que bañan a su personaje, y lo vuelven querible, a pesar de todo (esa empatía será recompensada).

Aún luego de la resolución de uno de los ejes principales de la historia, queda tela por cortar. En ese último acto la película se maneja en un extremo peligroso, el de perder la pisada, de salirse de libreto. Con habilidad, Campanella logra salvar ese escollo y cuenta su historia, y hace de "El secreto de sus ojos" una de las mejores películas argentinas que haya visto.

Una muy buena película.

[**** / *****]