Crítica: The Hangover Part III (¿Qué pasó ayer? Parte III)


Cambio de hábitos

La segunda parte de la saga no había sido buena. En parte por repetir la fórmula, y otro tanto por ser demasiado oscura, demasiado violenta, al punto tal del desinterés por el bien de sus personajes.

La tercera entrega de "The Hangover" cambia. Cambia el formato, que ya no será el de descubrir lo que hicieron los personajes, y cambia un poco también el humor, que sí repite algunos vicios, pero se permite ser un poco más liviano.

A diferencia de las anteriores, esta tercera parte es más una comedia de acción que una comedia pura. Eso se nota en el número de risas (notablemente inferior que en la primera). Pero eso no es per se una mala cosa. La posibilidad de reinventarse es una oportunidad para contar algo distinto.

Lo difícil está en el momento de la autoconciencia. Sabe Todd Phillips qué esperamos de los personajes, y eso lo alimenta una y otra vez, apoyándose mucho en lo que sabemos de ellos, y atándolos por demás a esas ideas. Afortunadamente, aun con esa mochila, encuentra momentos de libertad para crear diversión.

Sí, todavía es una historia bastante violenta, sobre todo para los estándares de la comedia. Y en ese sentido, no muestra arrepentimiento de lo que hace. Sólo en el personaje de Chao, en su demencia y en cómo los demás procuran alejarse, hay un reconocimiento a la seriedad del asunto.

El eje, una vez más, está en los tres protagonistas, con un énfasis mayor en Galifianakis, que, como pasa muchas veces en secuelas, pasa de un segundo a un primer plano. Esto funciona en detrimento de la historia, no porque el trabajo del gordo no sea impecable (lo es), sino porque es un típico personaje secundario (un comic relief dentro de la misma comedia), muy lejano al sentir y pensar del público. Antes era Stu, y ese era el personaje para entrar al mundo de locura.

Cuando el protagonista es el que está más loco, se diluye inevitablemente el sentido del absurdo.

"The Hangover III" es mejor película que secuela, en el sentido de ser casi autónoma en su formato.

Aun así, esta tercera entrega mejora lo hecho en la segunda y permite disfrutarse sin culpas. No es lo que fue, ni lo volverá a ser, pero permite estar un rato frente a la pantalla y pasarla razonablemente bien.

Puede y debe rendir más.

[*** / *****]

Comentarios

Si soy fer dijo…
No hay manera de superar la primera, donde conoces la nueva locura de cada personaje.
Igual ésta me gustó y me divertí (el pop dulce ameniza mucho :P)
No hay manera de no adorar a Alan

Debo comentar que el twitter insiste en que te siga.
Martín dijo…
Claro, sí. El poder del pop dulce siempre suma. =)
Alan es adorable y exasperante.

Yo que vos, le hago caso a Twitter, que sabe lo que dice. ;)
Martín dijo…
Quedé pensando... lo jorobado es que a veces vas y a la gente no le gusta el pop dulce, y te toca comer pop salado... no está bueno.
Si soy fer dijo…
Ahí es el momento de ponerse firme e informar que no pensas compartir el pop si la elección es que sea salado.
Es difícil, lo se, pero tiene que hacerse.
No se jode con el pop que vas a consumir casi integramente en las publicidades y trailers :P
Martín dijo…
Eso no te lo puedo discutir, porque si hay algo que me sale fácil es la intransigencia en el cine (la sala que me gusta, el asiento que me gusta, el pop dulce y la coca común, etc.).
Unknown dijo…
Las películas de ¿Qué pasó ayer? Me encantan, son muy buenas y divertidas, este mes la estarán transmitiendo en HBO, así que les recomiendo que la vean, reúnan a sus amigos y pasen un rato agradable y divertido.

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