Crítica: Spotlight


La prensa

Cuanto más pienso en "Spotlight", más me sorprendo al darme cuenta de que se trata de una película en la que ocurren muy pocas cosas. Y digo que me sorprendo porque no es algo tan evidente durante la función.

Gracias a un guión bien pensado, la cinta crea un ambiente de tensión, ansiedad y angustia, aun cuando lo que está en juego se mantiene casi como un concepto abstracto.

El drama subyacente al abuso casi no es personalizado y se evita caer en la manipulación del espectador. Pero claro, también el "villano" de la historia permanece en un extraño nivel de abstracción. En ese sentido, lo que prometía ser una historia de lucha contra obstáculos infranqueables, resulta ser más bien un relato cuya fuerza se centra en mostrar que la realidad es aun peor de lo que suponían sus protagonistas.

A favor del enfoque que le da su director, podemos decir que la película nunca parece querer manipularnos, nunca tiene un golpe bajo, nunca usa al abuso para shockear.

Por el lado del elenco, tenemos un muy buen trabajo de Michael Keaton y de sus colaboradores. Todos parejos, todos efectivos dándole a la historia el peso y la seriedad que merece. Claro, ¿qué otra cosa cabría esperar de un elenco que incluye además a Mark Ruffalo, Rachel McAdams, Stanley Tucci, Liev Schreiber y John Slattery?

Donde más flaquea "Spotlight" es en el componente visual. Se trata de una cinta que no logra nunca salir de una estética rudimentaria. Podría perfectamente tratarse de una obra de teatro y no sería muy diferente.

Pero gracias a un efectivo manejo del ritmo, se crea una atmósfera de suspenso y tensión, que, sumada a la carga dramática del tema, la convierten en una película muy efectiva.

Ideal para verla y salir indignado del cine.

[***1/2 *****]

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