La Columna del Sr. Dedos I
Más allá del Método Gronholm
Antes que nada quiero aclarar que no pienso comparar la obra de teatro con la película. Lo que tienen en común es que las dos son altamente recomendables y vale la pena verlas. En cuanto a si los actores se destacaron o no, si el director de fotografía hizo un buen trabajo o no, o el casting pudo haber sido mejor no me pienso extender mucho, estoy muy conforme, igual dejo que cada uno se forme su propia opinión.
Me interesa destacar el tema de la película, a mi entender tan brillantemente expuesto como cuestionable: los límites humanos en la actualidad. La obra pone los ojos y nos enseña algo con lo que convivimos todos los días. Nos lleva a preguntarnos hasta donde las empresas son capaces de “escarbar” en nuestras vidas para encontrar dentro del grupo de aspirantes al más adecuado para ocupar el puesto que ofrecen.
Si bien tanto la obra como la película exagera, y lleva al extremo algunas cuestiones, no nos engañemos y tengamos en claro que el vale todo que brota a cada rato es mostrado como es y en eso no necesita exagerar nada.
El avasallamiento de los límites morales es visto desde el ámbito empresarial; pero no seamos ingenuos, no pensemos que es algo que sólo pasa dentro de las empresas. Pasa en las casas, en las escuelas y en la sociedad toda.
Volviendo al ámbito empresarial, cabe preguntarse: ¿Hasta dónde las empresas van a hacer lo que quieran con nosotros? ¿Hasta dónde nosotros dejamos que las empresas sigan “jugando” de esta manera? ¿Podemos cambiar esto o no?
No hemos de pensar que las empresas hacen esto porque están controladas por extraterrestres o androides del futuro, no: están controladas por personas que salvo que dirijan una institución sin fines de lucro su finalidad es ganar dinero, y cuanto más mejor, no perdamos eso de vista.
Algunos podrán decir que hoy en día los métodos de selección de personal actuales son “sucios” o “agresivos” en el sentido en que el postulante está siendo “analizado” desde que entra a la entrevista por lo que haga o no haga, lo que diga, como lo diga o no diga. Otros le adjudicarán la culpa a que les faltó dibujar algo o los tests eran muy complicados. Las cámaras, los micrófonos y otros elementos van dificultando el postulante mostrarse como es y lo llevan a ser un personaje y amoldarse de acuerdo a lo que cree que es lo que la empresa esta buscando.
Hemos llegado al punto de deshumanizar un proceso completamente interpersonal. ¿Podemos cambiar esto?
En algunas empresas se llenan la boca diciendo: “nuestro capital más importante es nuestra gente”, quizás una forma de verificar si esto es cierto o no es conociendo el método como eligen la gente que va a ingresar como nuevo funcionario. Recordemos que esta herramienta dentro de lo humanamente posible debe ser objetiva y no privilegiar a unos porque supieron explotar las flaquezas de sus competidores.
“Acá no hay ningún grupo, acá todos venimos a competir por un puesto”, con estas palabras se muestra que no siempre que hay más de una persona en un mismo sitio, hay un grupo...
Interrogantes hay muchas y cuanto más me extienda más pueden surgir. Cada uno sabe si compite para vivir (y cómo lo hace) o si vive para competir.
Hasta la próxima.
Sr. Dedos
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