Neighborhood



Era dorado y de orejas largas. Precioso, alegre, travieso.

Por esas épocas yo vivía en una casa con un jardín amplio en las afueras de Montevideo. Era otro mundo, donde pasé cuatro años de mi infancia.

Llegó a casa bien chiquito. Tribilín le habíamos puesto. Supongo que en esa época uno era menos snob, o la globalización aún incipiente... hoy se llamaría Goofy.

Allá me juntaba con amigos a andar en bici, a caminar por los muros, treparnos a los techos, jugar en las hamacas...

Él se escapaba todo el tiempo. Escarbaba bajo los arbustos y el alambre, y se iba donde los vecinos, que también tenían una cocker.

Unas pocas cuadras eran un mundo para nosotros. No se necesitaba más.

Yo me subía a las hamacas de casa y lo llamaba. Él venía, orejas al viento, corriendo hacia mí. No puedo olvidarme de eso. Era una demostración de lealtad que se me hacía única. Se tomaba todas las molestias para escabullirse, pero con sólo un llamado volvía a mis brazos.

En verano jugábamos en las piscinas. Siempre fui amigo del agua. En invierno se armaban montañas de leña y astillas para las estufas. Allí trepábamos y caminábamos, provocando los gritos de padres, madres y empleadas, que veían horrorizados que sus advertencias eran ignoradas.

Un día no volvió. Cuando salí al patio, él ya no estaba. Lo llamé como siempre y no vino. Salieron mis padres a buscarlo, no aparecía por ningún lado.

Cuando cumplí diez años, volví al centro. Mis amigos vinieron una vez o dos a mi apartamento, y yo volví a la de ellos una vez, y otra fui a su nueva casa. Pero la verdad es que ellos desaparecieron con ese mundo.

Se lo habían llevado. No quedaba otra posibilidad. El peso de la realidad cayó sobre mí, y lloré como no lloraba desde que me quebré el codo al caerme de una de las hamacas un tiempo antes. Él ya no estaba. La gente era mala. Todo era un poco más triste, un poco más gris.

Comentarios

andal13 dijo…
Tal vez, ese momento marcó el comienzo del fin de la inocencia.

Triste...
Anónimo dijo…
El primer golpe con la realidad, tal cual dice andal13
Besos
Martín dijo…
Andrea: sí, es posible. No quise poner esa frase puntual, para que no quedara muy cliché, pero es así.

Fer: reality bites!

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