Crítica: ¡No renuncio!
Cualquier parecido...
Dicen quienes saben, que "¡No renuncio!" es de los éxitos más grandes del cine italiano. Y no es difícil ver por qué.
Sí, claro, se trata de una comedia absurda, de esas que en casi cualquier cinematografía mundial calificaríamos como "menor", pero funciona tan bien, es tan efectiva, que se vuelve imposible no reír abiertamente.
Porque "¡No renuncio!" es una sátira sobre el empleo público, pero sobre todo la mirada y la experiencia italiana del empleo público, y esa característica (la italianidad) se extiende por sobre otros tantos aspectos de la película en forma explícita.
Y claro, para nosotros acá, de herencia latina, es demasiado fácil identificarnos.
El humor funciona mucho más cuando el espectador se reconoce, se ve a sí mismo y a su sociedad. Y "¡No renuncio!" es una comedia costumbrista, pero a propósito, y es una herramienta para desarmar esa italianidad histórica, sin dejar de mimarla y tratarla con cariño.
Y por eso, quizás, el final no funcione tanto, porque intenta demasiado despegarse de la esencia misma de la historia que quiere contar, como si se sintiera avergonzada de ser lo que es.
Pero en el restante 90% del metraje todo funciona, porque el humor, aunque absurdo e incluso por momentos inverosímil, está muy bien manejado.
Para ello es fundamental la actuación de Checco Zalone (co-guionista), que interpreta un protagonista de lujo. Le creemos el personaje desde el primer momento. En su carisma y capacidad de hacer simpático hasta lo peor de nosotros mismo, reside gran parte del éxito. El resto del elenco está muy bien, sí, pero él es lo que funciona y hace que todo se mueva.
La cinta es episódica, y eso en otro contexto sería malo, pero aquí sirve para explorar las diferentes facetas del personaje y de su relación con el mundo. Además, al ser una comedia, permite no repetirse tanto, ni tampoco escalar a un nivel de incomodidad.
Y sí, quizás sea de ese cine "menor", pero ¿saben qué?, no hay nada despreciable en hacer reír tanto.
[***1/2 / *****]
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