Se termina el año

Época de balances. Diciembre es un mes difícil. Es un mes en el que se vive mirando para atrás; en el que el peso de lo que hicimos o dejamos de hacer se vuelve evidente y viene a perseguirnos.

Todavía no puedo hacer un balance definitivo del año, hay cabos sueltos que deben terminar de atarse. Hay cosas que sí están resueltas. Hay muchas cosas en el debe, y algunas (por suerte en el haber).

De última, el que un año empiece y otro termine es una cuestión caprichosa, ¿verdad? El 1º de enero es una arbitrariedad. ¿Qué es distinto entre el 31 y el 1º? Probablemente sólo que el 1º es feriado, y que hay que poner un "7" en vez de un "6" en el año.

Aún así, imagino que será oportuno tomar esas famosas "resoluciones de año nuevo", determinar los objetivos para el próximo año. Algunas están claras, otras están sujetas a lo que pase en los próximos 13 días. Igual es claro que hay mucho por hacer.

Me propongo hacer del 2007 el año del cambio definitivo, un camino de ida solamente. Ese, supongo, es un objetivo razonable: que dentro de un año no esté en el mismo lugar pero un año más viejo. El problema será, como siempre, llevarlo a cabo. A veces es tan difícil pasar de la resolución a la acción...

Mi deseo de año nuevo es, entonces, uno que no depende de saber cómo cierra este año. Es un deseo para mí y para todos: saber qué cosas deben hacerse, decidirse a hacerlas, y tener la fuerza y voluntad suficiente para llevarlas a cabo. Cada uno le dará el contenido que corresponda.

Ahora me queda sobrevivir a las fiestas (esta es una época increíblemente difícil para el ánimo) y llegar al 1º con el resto suficiente para dar el salto. Son dos semanas complicadas, pero pronto quedarán atrás.