Crítica: Retrato de una pasión (Fur: An imaginary portrait of Diane Arbus)

Ensayo y error

En algún lugar del camino, el realizador se perdió. Allí donde intentó crear algo interesante y distinto, pecó de soberbio y pretencioso. El error no es menor, y presenta problemas.

Fur es un film fallido. Está lleno de intenciones buenas. Intenta mostrarnos el mundo como lo veía Diane Arbus, hacernos sentir su fascinación por lo extraño y distinto.

Pero no lo logra. Y no sólo eso, sino que aliena a la protagonista, la convierte en un personaje al que no podemos querer.

No es culpa de Nicole Kidman, que interpreta su papel en forma correcta (más allá de no ser esta su mejor interpretación).

Tampoco es culpa de Robert Downey Jr. que hace un papel excelente, en el que más que nunca demuestra que en el cine lo importante son los ojos.

El problema está en el guión mismo, que nos presenta a Diane como una mujer a la que poco le importan su marido y sus hijas. No nos permite nunca acercarnos a ella.

Pero además, comete un error fatal: no nos muestra ninguna imagen sacada por ella. No hay nada que siquiera nos oriente para entender qué es lo que ella ve, por qué se cuenta su historia.

Así, la película se vuelve un desfile de seres extraños, pero no intrigantes, y no se nos da la posibilidad de conectar emocionalmente con lo que pasa en la pantalla.

Si no podemos ver lo que ella vio, ni sentir lo que sintió, entonces no nos queda nada.

Con un interesante estilo visual y buenas actuaciones no alcanza para hacer una película satisfactoria.

[** / *****]