Problema mío
Disculpame, Nacho. Espero que el copyright no abarque también los títulos de los posts...
Una noche del pasado enero, salí con una amiga a tomar algo y conversar un poco de la vida. Estábamos hablando de cosas jodidas cuando me dijo algo así como "¿Sabés lo que pasa, Martín?, que a veces es difícil contarte algo, porque vos no tenés problemas".
En el momento mi primer instinto fue pensar que era la cosa más descabellada e injusta que hubiese escuchado jamás. Inmediatamente comprendí que lo que pasaba es que la mayoría de nuestros problemas eran diferentes.
Claro, hay áreas de la vida en la que alguna gente tiene problemas (por ejemplo con sus padres o hermanos) y yo no. Como también pasa lo contrario.
A eso se le suma una característica mía que es que me guardo bastante las cosas que me molestan, me duelen, me asustan. Parece irónico, lo sé, decirlo desde un blog, pero la procesión en mi caso, generalmente va por dentro.
Y el punto de empatía con mi amiga lo encuentro ahí. Porque obviamente nadie puede pensar que enserio no tengo problemas. El asunto es que yo también tiendo a guardármelos, o a contárselos a quienes sé que tienen otros similares, o incluso a contarlos, pero no como un problema, sino como un hecho, o sea, a trivializarlos para que no se note lo que realmente me incomodan.
En definitiva, soy tan culpable como ella, que encontraba difícil abrirse ante quien no estaba en su situación.
Pienso que quizás todos temamos que nos digan "no es para tanto", o "no es un problema enserio". Hay pequeñas tragedias cotidianas que pueden ser lo más superfluas para los otros, y que sin embargo nos pesan y duelen... o pueden ser tragedias grandes, realmente importantes, y ahí pensamos, ¿cómo alguien que no las vivió podría llegar siquiera a comprenderlas?
Hay pocas cosas tan difíciles como confesar abiertamente nuestros miedos, nuestras angustias, nuestras taras y dolores.
***
Mientras escribo esto, sé que en este mismo blog están algunas de esas cosas, tratandode ser una especie de catarsis, a veces quizás, un poco disimuladas.
"Tu blog nunca va a ser un gran blog si no es totalmente honesto", me dijeron el otro día (o algo así).
A riesgo de no salir de la mediocridad, confieso que no puedo lidiar con ese tipo de honestidad brutal, pero a fuerza de encontrar gente en este ámbito virtual que vive y sufre las mismas cosas, creo que lo que se ve acá de mí... soy yo, quizás no todo, quizás incompleto, pero yo.
P.D.: la pregunta misma de cuánto contar y no contar está planteada desde el primer post de este blog.
Una noche del pasado enero, salí con una amiga a tomar algo y conversar un poco de la vida. Estábamos hablando de cosas jodidas cuando me dijo algo así como "¿Sabés lo que pasa, Martín?, que a veces es difícil contarte algo, porque vos no tenés problemas".
En el momento mi primer instinto fue pensar que era la cosa más descabellada e injusta que hubiese escuchado jamás. Inmediatamente comprendí que lo que pasaba es que la mayoría de nuestros problemas eran diferentes.
Claro, hay áreas de la vida en la que alguna gente tiene problemas (por ejemplo con sus padres o hermanos) y yo no. Como también pasa lo contrario.
A eso se le suma una característica mía que es que me guardo bastante las cosas que me molestan, me duelen, me asustan. Parece irónico, lo sé, decirlo desde un blog, pero la procesión en mi caso, generalmente va por dentro.
Y el punto de empatía con mi amiga lo encuentro ahí. Porque obviamente nadie puede pensar que enserio no tengo problemas. El asunto es que yo también tiendo a guardármelos, o a contárselos a quienes sé que tienen otros similares, o incluso a contarlos, pero no como un problema, sino como un hecho, o sea, a trivializarlos para que no se note lo que realmente me incomodan.
En definitiva, soy tan culpable como ella, que encontraba difícil abrirse ante quien no estaba en su situación.
Pienso que quizás todos temamos que nos digan "no es para tanto", o "no es un problema enserio". Hay pequeñas tragedias cotidianas que pueden ser lo más superfluas para los otros, y que sin embargo nos pesan y duelen... o pueden ser tragedias grandes, realmente importantes, y ahí pensamos, ¿cómo alguien que no las vivió podría llegar siquiera a comprenderlas?
Hay pocas cosas tan difíciles como confesar abiertamente nuestros miedos, nuestras angustias, nuestras taras y dolores.
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Mientras escribo esto, sé que en este mismo blog están algunas de esas cosas, tratandode ser una especie de catarsis, a veces quizás, un poco disimuladas.
"Tu blog nunca va a ser un gran blog si no es totalmente honesto", me dijeron el otro día (o algo así).
A riesgo de no salir de la mediocridad, confieso que no puedo lidiar con ese tipo de honestidad brutal, pero a fuerza de encontrar gente en este ámbito virtual que vive y sufre las mismas cosas, creo que lo que se ve acá de mí... soy yo, quizás no todo, quizás incompleto, pero yo.
P.D.: la pregunta misma de cuánto contar y no contar está planteada desde el primer post de este blog.
Comentarios
v de vendetta
me gustó tu blog
si es algo q t está trancado en tus relaciones personales, mi humilde opinión es q deberías hacerle un tate quieto. y buscar cambios. pequeños cambios. no es contarle al tachero del sábado d noche q andás con vacío existencial. probar dejarte salir d a poco, con las personas correctas.
y este espacio es lo más cercano a un "risk free environment", x su calidad de anonimato. es más, creo q escribir este post ya es un paso.
jaja y más importante q todo esto...no pienses tanto ;)
besos
Irene: totalmente de acuerdo con el razonamiento. Igual me parece que lo encaraste como si yo estuviese hablando de algo puntual, y por suerte no es el caso. O sea, el post salió más del recuerdo de esa conversación a la que hace referencia, que de un problema concreto.
Flor: claro. Bueno, en realidad, ser yo implica decir las cosas con vueltas, con acotaciones al margen, otras entre paréntesis, etc... ;)
Uno de mis problemas recurrentes es el de la autoestima tendiente a cero, y el de no exteriorizar mis problemas... nunca quise recurrir al psicoanálisis porque creo que ni a mi analista le interesarían lo más mínimo lo que me pasa! Es que hasta me imagino la escena "Y vos me contás esa pavada? Recién el paciente anterior me contó que..." y ahí se descuelga una historia terrible...
Bueno, no sé por qué te estoy contando todo esto, que seguramente no te va a importar!!!
Besos!
Pero el analista te presta atención, o sea, se le paga para eso.
Jaja, obvio que me importa! Todo bien, escuchar (o leer) sobre los problemas de los demás es algo que heredé de mi madre, y no me molesta para nada.
:)
Jijiji!!!
Por otra parte, se ve que yo tengo cara de "tu problema me importa, contámelo", porque la gente me persigue para hacerme confidencias!!!
Creo que más que un analista, preciso un cirujano plástico que me cambie la expresión... ;-)
A saber:
- Vía Ordinaria.Le empezás a contar TUS problemas y no le das tiempo a meter bocadillo.Acá gana el más rápido.
- Vía Extraordinaria.Le contás lo FELIZ que sos.Créanme ésta no falla nunca.
La segunda opción, no solo es efectiva, también es altamente disfrutable :)
Yo suelo escuchar y escuchar pero a veces te cargan y es mejor salir por la tangente.
Nunca tuvieron la sensación que todo está bien pero necesitan meditar porque llegaron a otro cruce de caminos?.Que todas las opciones son buenas pero implican cambios y están hartos de los cambios? Por eso hay que tener cuidado con nuestra propia racionalidad: si lo pensamos lo suficiente, podemos justificar cualquier cosa.Hay que tener en cuenta que se necesita más de una persona para decidir qué es justo.
He dicho.
Asi que yo personalmente prefiero guardarme algunas cosas, que a veces salen en otro momento cuando uno se siente comodo o más tranquilo.
Pero bueno tiendo a dar poca importancia a lo que me pasa o a minimizar.
Y sobre la sinceridad de nuestros blogs, yo que se, pienso que aunque no no quiera va mostrandose o abriendose, y dejando entrever la personalidad, sensiblidad y demás facetas de cada uno.
Cucharita: gracias por el aporte. La primera solución me parece un poco compleja (digo, justamente un problema es que no cuento mis problemas). La segunda es muuuy buena, habrá que ver si puedo mentir tanto.
Verónica: de acuerdo con todo lo dicho. Totalmente.
Jijiji!!!
Blondie: sin duda. Compartir alivia la carga. Igual no siempre es fácil.
Ya pronto aprenderán a poner cara de estilos arquitectónicos europeos...
Soy consciente de que es nocivo guardarse todo y que tarde o temprano la olla va a reventar... como le ocurrió a Michael Douglas en Falling Down.
Martín, no te transformes en un psicópata o en un Hulk.