Working hard or hardly working?

Me costó bastante tiempo encontrar un trabajo. Tuve un par de ellos de breve duración (un mes cada uno), y algún trabajo de esos más tipo changa (le hice cobranzas a una empresa en la que el gerente es el padre de un amigo). Pero hasta febrero de este año, no había estado realmente inmerso en el mundo laboral.

En mayo cumplí los tres meses, y por primera vez en mi vida, estuve realmente como trabajador fijo en algún lado.

Está claro que empezar me tomó más tiempo que a otra gente (algunos de mis amigos hace años que trabajan). No me quejo igual. No me molestó no trabajar, hasta que sentí que era medio vergonzosa la situación, y ahí salí en una búsqueda, que fue bastante más extensa de lo que había previsto.

Pero bueno, ahora, cuatro meses después de haber entrado en mi primer trabajo estable, estoy en proceso de cambio. Me salió algo bueno, que en realidad no sé qué tal estará como trabajo en sí, pero es mucho mejor en condiciones (horario, plata, estabilidad). Así que supongo que estaré dejando mi actual laburo en cuestión de una semana o dos.

Mi actual trabajo no es malo. No paga mucho, pero la verdad es que hay días en los que sentí que no justifiqué ni el sueldo ese que me pagan. Supongo que ahora no va a estar tan fácil.

Igual es trabajo. O sea, yo tengo una visión particular del tema, en la que el trabajo es una inevitabilidad, pero no es mi vida. Mi vida vendría a ser lo que corre por fuera de él, se entiende? Mi vida es mirar TV, ir al cine, leer libros, salir con amigos, tratar inútilmente que alguna mina me dé pelota, aprender idiomas (ahora no voy a tener excusa para arrancar con el francés), dar clases en la facultad sólo por amor al arte, leer sobre cine en internet, escribir en el blog...

Mi idea de un trabajo ideal es aquél que no me moleste hacer, que me deje tiempo suficiente para hacer las cosas del párrafo anterior, y que me pague lo suficiente para poder hacerlas con comodidad (tampoco se trata de lujo o de riquezas extremas).

Hay gente que vive para su trabajo, que sueña con él (admito que me pasó los primeros días, pero fue momentáneo), que sólo habla de él, que está en su casa pensando qué va a hacer al día siguiente cuando le toque trabajar otra vez.

A lo mejor no está tan mal. Uno se pasa la tercera parte de su día ahí adentro. Pero la verdad es que no es así para mí.

Ahora me falta esperar que me digan cuándo arranco. Comienza una nueva etapa laboral, y estoy contento. Pero no se trata del trabajo en sí, se trata de lo otro, de la vida de afuera, que creo que va a ser mejor gracias a esto.

Vamos a ver qué pasa, entonces.