Crítica: París, je t'aime

Siempre tendremos París

En París, je t’aime, se cuentan varias historias. El punto en común es, claramente, transcurrir en la ciudad luz. Algunas hacen mención explícita a la ciudad, como un homenaje (sobre todo las realizadas por directores extranjeros, que ponen personajes extraños en un entorno parisino).

El asunto de este tipo de películas está en cómo cada director aprovecha al máximo esos minutos que tiene. Algunos contarán historias en tiempo real (es el caso de Cuarón que en realidad hace todo su fragmento en un plano secuencia lo que garantiza el tiempo real). Otros utilizarán la edición para condensar toda una historia.

Steve buscemi y el humor de los hermanos Coen

Temas como el la barrera cultural, la barrera idiomática y el amor son clásicos cantados para una obra de este tipo.

La película es dispar, con segmentos muy interesantes y bien logrados, y otros no tanto. Pero su mayor problema es volverse cansadora. Como todo ejercicio se vuelve cansador, el estar atado a ciertas reglas hace que después de cierto tiempo el espectador se aburra. Aun cuando lo que transcurre en la pantalla está interesante, esa necesidad de “resetear” cada vez que comienza una nueva sección, de dejarse atrapar en cada nuevo relato, se vuelve una tarea harto compleja.

Una historia romántica de terror muy estilizada

No deja, igualmente, de ser muy interesante, con algunos segmentos realmente muy buenos (sobre todo los que usan el humor en forma hábil).

Es una opción muy buena para ver en DVD, que permite pausar y ver las historias cuando uno quiera. ¿Para cine? Sólo si se cuenta con una natural paciencia o afición por este tipo de trabajos.


[**1/2 / *****]

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