Guía del ocio
No debe haber cosa más aburrida que Montevideo en enero. Ni siquiera me voy a detener en los pobres infelices que tienen que ir a trabajar... lo jodido es el que no tiene que hacer nada (o tiene que estudiar, que al caso vendría a ser lo mismo).
Hace calor, mucho calor, por lo que andar caminando por ahí está fuera de toda discusión. Ni hablar de subirse a un bondi. Los humores (y no hablo de los estados de ánimo de la gente) pueden llegar a asesinar al más valiente. Te quiero ver, subiéndote a un 103 Villa García y viviendo para contar el cuento...
El cine es una opción, pero todos sabemos que las vacaciones de verano acá no son como las de julio (claro, allá en julio es verano), por lo que no existe el cine de entretenimiento. Todo muy lindo, pero ¿quién está dispuesto a comerse un mamotreto en el medio del verano? A mí también a veces me gusta el cine más profundo, menos comercial tanto como el de espectáculo, pero el verano no es el momento para ponerse a ver cosas pesaditas.
La televisión plantea todo un problema: la TV abierta, todavía que en general es medio pobre, en verano ofrece menos que poquito. Todos los programas terminaron sus temporadas, y salvo que uno sea lo suficientemente masoquista para bancarse una seguidilla de programas veraniegos con sus correspondientes informes de Casapueblo, Dotto y las mansiones de por ahí, no hay nada que merezca la atención.
El cable es una alternativa razonable. Pero hay un problema: en general en EEUU durante las fiestas dan repeticiones, o sea que en Mdeo., enero es mes de pocos avances en materia de series.
Estuve buscando algún libro para leer, pero no vi nada interesante, y no llegué al punto de desesperación tal que me ponga a leer “Que me desmientan”. Capaz que en algunas semanas... no, prefiero estudiar.
En definitiva, enero es un mes de cuarta. Sólo si estás en un balneario puede llegar a ser entretenido. Si estás en Mdeo, corré a tu DVD club más cercano y revolvé hasta que encuentres algo como la gente. ¿Que ya viste “Mentiras verdaderas” 14 veces? ¿Y si te digo que tu otra opción es ver a Verónica D’andrea conduciendo Viva el Verano? De pronto la película de Arnold no parece una opción tan descabellada.
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