Shortcomings

Siempre estuve bastante contento* con mi inglés. Para mí es más que una lengua, es una forma de vida, porque aquello que más me gusta se vive en ese idioma (el cine, la TV, HP…).

Todavía me acuerdo de cuando empecé inglés particular con Alicia (a quien le debo todo y estaré siempre agradecido). Fue en 2º porque yo ya tenía base del colegio, y empecé entonces “a prueba”. No necesito buscar aquél primer test para recordar el 19/20 escrito en azul, el primer error tonto, no de entendimiento sino de atención.

Me acuerdo como si fuese hoy de esa mañana en el patio del colegio (aunque el tiempo se me hace esquivo… ¿fue al año siguiente o al otro?) en la que se estaba preparando la obra de teatro en inglés que íbamos a hacer.

Me habían dado un papel choronga (expresión no académica, pero adecuadamente descriptiva del papel en cuestión). Aquéllos que íbamos de tarde en vez de doble horario habíamos salido perdiendo en el reparto. Era el primer día de ensayo, y bajé, líneas memorizadas, a practicar aquéllas infames líneas que, años después, descubriría extraídas de una revista de Astérix (si no me falla ahora la memoria, “Astérix en los Juegos Olímpicos).

En términos de casting americano: I fu**ing nailed that thing! Me acuerdo que los profesores de inglés (Selene y… ¿Nicolás?) estaban sorprendidos.

No tuve oportunidad de ver la obra completa hasta el día de su debut (y despedida), pero lo que vi antes, y se confirmó en esa noche, es que me habían tirado con un papelucho infame, que había partes mucho más interesantes, y que, quizás (al menos así fue en mi mente) yo lo podría haber hecho mejor.

Ese fue el comienzo de mi frustración con la actuación, pero, thankfully, no con el idioma.

Para eso tendría que esperar unos cuantos años más, hasta empezar a trabajar.

Porque el cuento viene a esto: el mes pasado comencé con la actividad laboral en relación de dependencia. Claramente el ejercicio libre de la profesión no permite un estándar de vida adecuado, y requiere una ayuda que venga por otro lado.

Mi trabajo me gusta dentro de lo que puede “gustar” un trabajo (discúlpenme, pero la palabra “trabajo” en sí, está teñida de una connotación negativa), pero uno de los elementos a favor más importantes a priori, era la posibilidad de hablar en inglés con la gente.

Y está bueno. Me gusta preguntar cosas y que me pregunten. Pero claro, como dije al comenzar esta entrada… yo siempre estuve contento con mi inglés.

Well, not anymore.

Escuchar a la gente hablar en un inglés libre de acentos de base (así llamo al acento de quienes hablamos primero otro idioma) sólo ha servido para darme cuenta de mis limitaciones. Cada vez que hablo siento que estoy dando un examen y que estoy quedando como uno de esos que no se puede librar del español, aun cuando habla otro idioma.

Me siento como Cavallo hablando de “the Brazillian people” (discurso infame)**.

Es terrible y frustrante. Siento que debería haber alguna solución (tal vez unos meses living abroad...).

En fin… nada, quería descargar mi nueva e inesperada frustración.

Au revoir.



* En realidad la palabra es “orgulloso”, pero definitivamente no es una forma feliz en la cual referirse a uno mismo. Claramente “orgulloso” no es una palabra para presentarse a uno mismo: no es nada automarketinera.

** To further illustrate my point:




Comentarios

La Mascarada dijo…
Hola Martín! gracias!!!!!! besos y feliz día a todas las mujeres de tu flia!

Beso

Caro
NV dijo…
jajajaja! mientras leía el post, no sé por qué pero se me vino a la cabeza esa frase de Cavallo! menos mal que es neoliberalista, sino!

Felicitaciones por tu inglés!

Ah! una pregunta ¿No hay videos de la obra o de algún ensayo? jeje

Un beso grande Martín!
Martín dijo…
Nova: la verdad, no sé si hay videos... yo nunca vi ninguno (creo). Pero la verdad, no quisiera verlos tampoco...

Beso!

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