Crítica: 300

CCC

Sin duda alguna, 300 es una película diferente. Es una épica filmada con una técnica similar a la de Sin City, toda en estudios, con los fondos y la ambientación agregados en post producción.

Es una película altamente estilizada, en la que parece haber una búsqueda estética constante, que resulta casi invasiva para el espectador.

Que los buenos sean todos hermosos y los malos sean deformes y horribles, trae como consecuencia que uno se empiece a cuestionar ideológicamente lo que está viendo.

Y ahí yace un problema. Profundizar en la ideología que subyace a esta película es muy peligroso, porque conlleva llegar a la conclusión que se trata de una ideología misógina, discriminatoria, y por cierto que hasta reaccionaria.

Pero no vayamos a ese lugar. Quedémonos con el espectáculo. Todo parece pertenecer a lo que hoy se le llama híper-realidad, una suerte de realidad exagerada, donde la sangre abunda, los gritos abundan, las frases grandilocuentes abundan, etc., etc., etc.

Un estilo visual diferente

Por cierto que es interesante de ver. Al principio, el uso (más bien el abuso) de la cámara lenta es un poco molesto (me atrevo a decir que la cuarta parte de la película corre en cámara lenta). Luego uno se acostumbra.

Se logra transmitir en parte el sentimiento de gran espectáculo, que logra que uno se compenetre en la historia lo suficiente como para “hacer fuerza” por los espartanos, más allá de la ideología discutible que los mueve.

Como un ejercicio estilístico, resulta interesante, aunque probablemente inferior a Sin City. Como un entretenimiento, funciona bastante bien. Como algo más profundo... bueno, mejor no vayamos ahí.

[**1/2 / *****]