Sin excusa posible
Quienes viven en Montevideo sabrán de lo que voy a hablar, y lo habrán sufrido en carne propia, pero este blog es leído por gente de otros lados, así que voy a explicar lo siguiente: desde vaya uno a saber qué época, Montevideo está adornada por un cierto tipo particular de árboles en sus calles. Los llamamos plátanos (no confundir con bananos, que son otra cosa).
Estos lindos y frondosos árboles de hojas caducas tienen una particularidad: cuando llegan los primeros días de la primavera, desprenden cantidades industriales de una pelusa que invade la ciudad cual nevada.
Esto, que de por sí da la idea de ser molesto, tiene una circunstancia agravante, que es que la susodicha pelusa es altamente alergénica. O sea, quienes (como yo) somos alérgicos, estamos seriamente amenazados, porque los ojos se nos irritan, andamos llorando por ahí, y además se nos irritan las vías respiratorias, causando insuficiencias respiratorias, incomodidad, tos... Incluso la población que no sufre de alergias se ve perjudicada porque esas cosas entran en los ojos, se adhieren a la ropa, ensucian, etc.
El hecho es que la existencia de estos malditos árboles es anterior a mí. No sé quién fue el inteligente que pensó en plantarlos. No sé a quién se le debe echar la culpa de haber ideado el llenar la ciudad de un árbol que hace que un mes al año sea espantoso estar en la calle (si hay viento es de hecho una tortura).
Pero bueno, uno podría pensar que la historia termina ahí, sin culpables inmediatos, sin responsables a quienes exigir respuestas. Error.
Mirando el informativo me entero que algunos de esos árboles están muy viejos o enfermos y deben ser reemplazados. Pero, ¡caramba!, resulta que la intendente (con "a" suena espantoso) interina de Montevideo decidió reemplazarlos por árboles de la misma especie. Sí, ¡más plátanos!
Parece joda, pero no. Dentro de los justificativos esgrimidos por quien ocupa la titularidad de la comuna, está que son árboles resistentes a los vientos (lástima que no lo sea la pelusa), de rápida renovación en primavera, de rápido crecimiento, que proporcionan buena sombra, etc.
Ahora, yo me pregunto: ¿son esos argumentos válidos? A mí me importa poco que puedan dar mucha o poca sombra. ¿Acaso usamos los árboles de techo? ¿Quién toma sombra en las veredas montevideanas? Estoy seguro que debe haber otros árboles que cumplan esa vital función, quizás no tan bien, pero estoy dispuesto a arriesgarme. Si tengo que esperar unos días más, por un árbol que recupera sus hojas a mitad de noviembre, lo espero. Pero, ¿no existían unos árboles de follaje perenne? A lo mejor piré yo en la escuela...
La primera es la única excusa que fuera del contexto parece válida. No valen más las alergias de nadie que la seguridad de todos. Pero acá está la cosa: tiene que haber otros árboles resistentes, aun si no son tan "eficientes" como los otros. No puede ser que no existan, no es razonable. Igual prefiero que no haya ninguno. Prefiero salir con paraguas como sombrilla para protegerme del sol.
Me parece tan irracional la decisión, tan peleada con el sentido común, y tan injustificable, que les aviso desde ya: en las próximas elecciones municipales no cuentan con mi voto.
No se puede perder una oportunidad así, sometiendo a la población a esos árboles de porquería por un poco más de sombra.
Estos lindos y frondosos árboles de hojas caducas tienen una particularidad: cuando llegan los primeros días de la primavera, desprenden cantidades industriales de una pelusa que invade la ciudad cual nevada.
Esto, que de por sí da la idea de ser molesto, tiene una circunstancia agravante, que es que la susodicha pelusa es altamente alergénica. O sea, quienes (como yo) somos alérgicos, estamos seriamente amenazados, porque los ojos se nos irritan, andamos llorando por ahí, y además se nos irritan las vías respiratorias, causando insuficiencias respiratorias, incomodidad, tos... Incluso la población que no sufre de alergias se ve perjudicada porque esas cosas entran en los ojos, se adhieren a la ropa, ensucian, etc.
El hecho es que la existencia de estos malditos árboles es anterior a mí. No sé quién fue el inteligente que pensó en plantarlos. No sé a quién se le debe echar la culpa de haber ideado el llenar la ciudad de un árbol que hace que un mes al año sea espantoso estar en la calle (si hay viento es de hecho una tortura).
Pero bueno, uno podría pensar que la historia termina ahí, sin culpables inmediatos, sin responsables a quienes exigir respuestas. Error.
Mirando el informativo me entero que algunos de esos árboles están muy viejos o enfermos y deben ser reemplazados. Pero, ¡caramba!, resulta que la intendente (con "a" suena espantoso) interina de Montevideo decidió reemplazarlos por árboles de la misma especie. Sí, ¡más plátanos!
Parece joda, pero no. Dentro de los justificativos esgrimidos por quien ocupa la titularidad de la comuna, está que son árboles resistentes a los vientos (lástima que no lo sea la pelusa), de rápida renovación en primavera, de rápido crecimiento, que proporcionan buena sombra, etc.
Ahora, yo me pregunto: ¿son esos argumentos válidos? A mí me importa poco que puedan dar mucha o poca sombra. ¿Acaso usamos los árboles de techo? ¿Quién toma sombra en las veredas montevideanas? Estoy seguro que debe haber otros árboles que cumplan esa vital función, quizás no tan bien, pero estoy dispuesto a arriesgarme. Si tengo que esperar unos días más, por un árbol que recupera sus hojas a mitad de noviembre, lo espero. Pero, ¿no existían unos árboles de follaje perenne? A lo mejor piré yo en la escuela...
La primera es la única excusa que fuera del contexto parece válida. No valen más las alergias de nadie que la seguridad de todos. Pero acá está la cosa: tiene que haber otros árboles resistentes, aun si no son tan "eficientes" como los otros. No puede ser que no existan, no es razonable. Igual prefiero que no haya ninguno. Prefiero salir con paraguas como sombrilla para protegerme del sol.
Me parece tan irracional la decisión, tan peleada con el sentido común, y tan injustificable, que les aviso desde ya: en las próximas elecciones municipales no cuentan con mi voto.
No se puede perder una oportunidad así, sometiendo a la población a esos árboles de porquería por un poco más de sombra.
Por lo menos así lo veo yo.
Comentarios
Se me ocurre que uno de los motivos por lo que hace esto es poner más linda la ciudad y cubrir el gris predominante pero evaluaron el costo (y no me refiero al monetario)?
Damián