TV vs. Film

Estuve releyendo el artículo de la revista Newsweek titulado “Why TV is better than the movies”.

Sin tomar partido en este momento, en el mismo se realizan algunas afirmaciones que son muy interesantes, incluso algunas muy compartibles.

No voy a profundizar en los pormenores del mismo, porque está para que cada uno lo lea y saque sus propias conclusiones.

A lo que sí voy a hacer referencia es a algo que mencioné hace ya un tiempo. A finales de 2005, cuando se pidió del portal Montevideo.com.uy que se votara en categorías de películas y televisión, escribí sobre la primera temporada de Lost, que era mejor que prácticamente cualquier otra cosa que se hubiese visto en la pantalla grande ese año.

Y al día de hoy lo mantengo. Así como puedo decir que la serie Héroes es mejor que la mayoría de las recientes películas de superhéroes (seguro que mucho más entretenida que Superman Regresa y más inteligente que Ghost Rider), o que 30 Rock es mejor comedia que muchas de las que se estrenan en cines.

La televisión tiene, además, un elemento a favor muy grande: el tiempo. La TV permite desarrollar personajes en historias que pueden llegar a abarcar 25 horas de programación en un año (una temporada normal de serie americana es de 22 capítulos, pero a veces se agregan algunos más).

Esta posibilidad permite desarrollar diferentes historias y descubrir nuevas cosas de los personajes, crecer con ellos e involucrarnos en sus mundos.

Sin duda que es un arma de doble filo. Hay programas que tienen algunas temporadas muy buenas y otras muy malas, pero es un riesgo que vale la pena correr.

Como se menciona también en el artículo, los valores de producción de la TV han mejorado, al punto tal que se pueden hacer programas con efectos especiales que lucen más que aptos, en un momento en que el cine utiliza cada vez más ese recurso, tal vez para compensar en otros aspectos.

Es claro que el lenguaje televisivo y el cinematográfico han sido históricamente diferentes. No es requisito de la televisión parecerse al cine para ser buena. Pero tampoco es excluyente en ese sentido. Es una fórmula que no funciona a la inversa (el cine que se parece a televisión no es buen cine, la televisión que se parece al cine puede serlo).

También es muy importante tomar en cuenta que hay ciertas historias que se adaptan mejor al formato de cine que el de TV. Esto puede ser por razones estéticas, por razones de extensión, de “scope”, etc.

Nadie puede confundir 30 Rock con una película de cine. Y eso no está mal, porque habla un lenguaje bien televisivo (además es muy de la televisión la autoreferencia constante del programa). Está bien porque es como debe ser el programa.

Pero no podemos desconocer que, por ejemplo, el piloto de Lost, o varios episodios de Battlestar Galactica se parecen mucho al cine. Y eso no está mal, porque habla de una brecha que se achica.

A medida que la televisión se permite ser más creativa y original, que los presupuestos aumentan y se refleja en la pantalla, que se buscan nuevos lenguajes y ángulos, el cine parece encontrarse en una situación más compleja.

No soy fatalista. No me gustan los que pronostican el fin del cine. Hay todavía muchas propuestas creativas, aún dentro del mainstream, pero es cierto: muchas secuelas y remakes nos llegan todos los días. Muchas películas con énfasis en personajes graciosos o patéticos, rodeados de efectos y no mucho más.

Pero también está el cine de Spielberg, el de Guillermo del Toro. También hay autores como Clint Eastwood (del cual algunas películas me desagradan, pero no es ese el punto), Scorsese o Nolan. Está Cuarón, y están las producciones semi-independientes que le dan color a la década (Eterno Resplandor, Little Miss Sunshine, Sideways, etc.).

Creo que la televisión está en un momento importante. El impulso de los 90 con Buffy, X Files, Los Simpson, Ally McBeal, entre otros, está dando frutos hoy. Existe una transformación importante que lleva a buscar productos que cambian el medio en aspectos de fondo y también estéticos.

No sé si es mejor hoy la TV que el cine. Cada vez que pienso que puede ser así, alguna película me sorprende gratamente. Tal vez la cuestión no corra por enfrentarlos, sino por aceptar el crecimiento de la televisión, y exigir del cine que se renueve, que encuentre nuevas cosas que decir y nuevas formas para decirlas.

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