Crítica: Shrek Tercero
En un verano dominado por las terceras partes, Shrek encuentra su propia alternativa. Esta nueva película de la serie, comienza poco después del final de la segunda parte, con Shrek y Fiona en Muy muy lejano, y el rey (sapo) convaleciente.
Shrek, junto a Burro y al Gato con Botas, deberá ir en busca del sucesor del rey (para no tener que hacerse cargo él) mientras que una Fiona embarazada, tratará de resistir el golpe de Estado del Príncipe Encantador.
En esta tercera parte, el argumento se vuelve “paper thin”, como dicen en el norte. En realidad la historia es más bien sencilla y casi infantil. Esto hace que el centro de la película esté en la comedia en sí, en los gags y chistes varios.
Asimismo, y como consecuencia de lo anterior, parecería que los creadores de la saga se dieron cuenta que el eje estaba en Burro y en el Gato. Ellos son los verdaderos protagonistas de la historia, porque son los que llevan adelante la película y se llevan la mayoría de las risas.
La pregunta obligada que uno debe hacerse es si esto es bueno o es malo...
Si bien la película no alcanza los niveles de genialidad de la primera, que rompió moldes y esquemas con su historia y su humor, claramente se vuelve más ligera y disfrutable que la segunda, que llevaba sobre sus espaldas cierta gravedad y drama, que resultaban pesados.
En esta última el humor quizás sea menos referencial al cine y TV, apuntando más a los personajes en sí, y sus excentricidades.
En definitiva: Shrek Tercero es diferente a sus antecesoras, pero esa diferencia no es algo malo.
Diversión asegurada.
[*** / *****]
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