Crítica: Disturbia

Mi vecino ¿el asesino?

Disturbia tiene todo lo que debe tener para ser una película exitosa del género. Es heredera clara de “La ventana indiscreta” de Hitchcock, pero se despega lo suficiente como para no sentir que uno está viendo una película que ya había visto antes.

Shia LaBeouf hace un muy buen trabajo, componiendo un personaje simpático, con el que nos podemos identificar (como no pasa en Transformers) y su historia es siempre interesante.

Porque ahí está una de las virtudes de la película: no es sólo el tema del vecino que puede ser o no un asesino, es la historia de Kale, la relación con su madre, con su amigo, y sobre todo con la vecina hot de al lado (por qué siempre hay de esas en las películas y nunca en la vida real?) que son tan importantes a la historia como el aspecto de thriller del film.

La película tiene momentos muy buenos (una escena adentro de un auto, en la que una conversación puede ser terrorífica) y otros un poco más flojos (los diálogos “románticos” en una escena en particular, el final demasiado convencional).

Además, la película toma una decisión, a mi gusto, equivocada cuando pierde su ambigüedad y muestra que el vecino está claramente asesinando a alguien, mientras los protagonistas se besan. Entiendo que pueda estar bueno que todo pase cuando se distraen, pero la pérdida de esa ambigüedad le resta al relato.

Más allá de esos problemas concretos, lo importante es que se logra crear un clima de tensión, y un ritmo que no decae.

Junto con Red Eye (también de Dreamworks) conforman una dupla muy buena de películas de género thriller, en la que no se necesitan grandes escenas de acción ni héroes súper humanos, sino que son historias de gente común, metidas en un problema mucho más grande, que no pueden controlar.

Una muy buena historia de suspenso en los suburbios (de ahí el nombre de la película: Suburbia - "Disturbia").

Una película 100% disfrutable.

[***1/2 / *****]