Desde el otro lado del mostrador

Revisando los parciales de mi grupo, me encuentro con una realidad que uno no veía desde el otro lado.

Cuando uno era alumno no tenía la posibilidad de leer lo que otros escribían en sus respuestas (al menos no lícitamente), y uno sabía sólo lo que uno respondía.

Entonces, viendo ahora un conjunto de parciales, me encuentro con cosas extrañas de forma y de contenido, que me hacen preguntar de cuántas habré sido culpable yo en mi momento.

De lo primero: errores ortográficos diversos. También gramaticales. Sé que de los primeros no se me puede culpar, porque faltas casi no tengo. Pero de lo segundo... Escribiendo a toda velocidad, tratando de responder y de darle sentido a los pensamientos desordenados; tiemblo de sólo pensar en las frases inconexas, repetitivas, la reiteración de expresiones una y otra vez, etc.

Y en lo del contenido, ni hablar. Es un clásico el que cuando uno no sabía una respuesta empezaba a escribir cualquier cosa. Porque lo que uno quiere es responder algo, más allá de que sea o no lo que me están preguntando, ¿verdad? Acá lo vi. A veces me daba un poco de cosa no entregar respondida una pregunta (cosa que igual hice más de una vez).

Están también los errores conceptuales medio serios. A veces en preguntas que vienen tan bien respondidas hasta el momento, que causa verdadera lástima leer algo que no debería estar ahí. ¿Habré cometido de esos en mi época?

Nunca fui de mirar demasiado mis parciales, ni siquiera de releerlos antes de entregarlos. En general siempre tuve una idea más o menos acertada acerca de cómo me había ido. Más de una vez no fui a buscar los resultados, intuyendo cómo venía la cuestión, cosa que alteraba a un amigo y compañero de al lado, que no podía creer que no supiera mi propio resultado.

Me acuerdo que ese amigo siempre estaba pendiente de cuándo devolvían los parciales, siempre apurado porque pasara, mientras yo no quería saber de nada. Para mí, el trabajo estaba cumplido cuando lo entregaba. No me pesaba la espera, me pesaba el hacerlo, una vez entregado, ya no me preocupaba.

Son esas cosas que ahora, viéndolas del otro lado, son casi graciosas.

Cuando era estudiante, no lo eran tanto...

Comentarios

Florence dijo…
a teacher's prerogative.
Estar del otro lado... eso es vida!
Martín dijo…
Florence: Yep. You know more about this things than I do, of course.

Habichuela: Totalmente. Es mucho mejor este lado. Aprovecho para saludarte (creo que nunca habías comentado acá). Yo sí he comentado en el tuyo (creo), que está muy bueno y extraño (en el buen sentido de la palabra, claro).
La Mascarada dijo…
Creo que es típico "el sufrimiento" en dicha época, solo que observándolo a la distancia, uno/a lo recuerda con gracia.

Beso!

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