El final de Hermanos & Detectives

Uno sabe que está muy mal si se emociona con el final de Hermanos & Detectives. Pero a veces pasa. Los finales de las series y programas que sigo tienden a ponerme mal. Es terrible despedirse de los personajes que uno aprendió a querer, que uno dejó entrar en su casa.

Si esa despedida está acompañada de una despedida en la pantalla, todo se hace más difícil.

El viernes terminó H&D, serie (unitario, le dicen en Argentina) dirigido por Damián Szifrón, director en TV de Los Simuladores (un éxito rotundo y de excelente calidad) y en cine de El Fondo del Mar (muy buena) y Tiempo de Valientes (ns/nc).

Szifrón es un director cinéfilo. Es un tipo que mira cine y se le nota. No se presenta como elitista, no parece estar afectado por los vicios de muchos directores latinoamericanos. Escapa al costumbrismo creando personajes que son reales pero no suenan a “barrio” (en el mal sentido).

Yo no sé si a él le gustará que yo lo compare, y capaz que no lo ve así, pero a mí me tira una onda Spielberg. No puedo creer que haya dicho eso... pero la cosa es así. Es un director que en muchos aspectos parece norteamericano. Tanto en el tratamiento clásico lineal de las historias, como en la presentación de los personajes. El ritmo es muy americano también. Una escena que me llamó particularmente la atención en un capítulo fue una remake de la escena de Los Intocables (Brian DePalma) en la estación del tren. La balacera en las escaleras, el carrito que cae. DePalma se había inspirado en El Acorazado Potemkin (Eisenstein), y Szifrón se inspira en él. Una cita cinéfila muy ingeniosa.

Por momentos viendo el programa, me dio la sensación que estaba atado por las limitaciones presupuestales. Como si estuviera para hacer algo más complejo con la cámara o con la puesta en escena.

Quizás en EEUU Szifrón sería un J.J. Abrams o algo por el estilo.

Yendo al programa en particular, H&D es altamente entretenido. Las actuaciones de todos los personajes, principales y secundarios, son muy buenas. La de Rodrigo Noya (“Lorenzo” el hermano menor) puede aparecer como acartonada, pero se debe a que el personaje tiene esa característica de “nerd”.

Los casos a resolver son siempre diversos e interesantes. La resolución es clara y siempre se brindan los elementos como para que uno no sienta que está siendo estafado porque alguien ve algo que no era posible imaginar.

Espero que el moderado suceso del programa invite a una segunda entrega. Por lo pronto, se va a lanzar una versión en España, que va a dirigir el propio Szifrón, que llevará la producción de Cuatro Cabezas (que aportará sus conocimientos sobre el mercado español) y Telefé Contenidos (la productora en Argentina) en un emprendimiento que probablemente sirva para darle al director la resonancia internacional que se merece.

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